Guillermo Rittwagen
Contenido:
- Biografía
- Estudios sobre La Rioja.
La influencia vasca. Denominaciones
vascas en La Rioja. Filiación filológica
de los vascos
- Nomenclator de Denominaciones Geográficas
Vascas de La Rioja.
- La prensa en la Conferencia de Algeciras
UN PRECURSOR EN EL ESTUDIO DE LA TOPONIMIA
RIOJANA DE ORIGEN VASCO
Guillermo Rittwagen
(1884 – 1943)
Texto: Henrike Knörr* / Fotos: Jaime Díaz
Rittwagen
Todos los de ambos
lados del Ebro que se han interesado en el pasado histórico
de la Rioja se han encontrado alguna vez con el nombre de Guillermo
Rittwagen, probablemente el primero en escribir sobre los elementos
vascos de los topónimos de esta comarca. Sin duda menos
conocido que Juan Bautista Merino Urrutia, Rittwagen merece una
nota, resaltando sus méritos en un campo apenas tocado
hasta que, en el segundo decenio del siglo XX, publicó
el fruto de sus investigaciones.
Guillermo
Rittwage Solano nació en Málaga (donde
tiene dedicada una calle) el 1 de enero de 1884, hijo
de Adolfo Rittwagen Zuñiga y Margarita
Solano Rittwagen (primos hermanos), en una familia de
raíces alemanas y en una parte protestantes.
Atraído desde muy joven por el
periodismo, empezó como redactor en el diario malagueño
El último, donde su función era dar cuenta del movimiento
de viajeros en la ciudad y en el puerto. En
abril de 1902 hizo su primer viaje a África, viaje cortísimo,
de apenas un día, a Melilla. Pero la casualidad quiso que
aquel día se produjeran graves incidentes en Marruecos.
De ellos Rittwagen informó telegráficamente a su
periódico, siendo éste el primero en hacerse eco
de la noticia. A partir de entonces visitó otras ciudades
marroquíes, escribiendo crónicas para La Correspondencia
de España y La Mañana de Madrid, para
el Daily Telegraph de Londres y para otros periódicos
y revistas, y ganándose cierto prestigio como experto en
cuestiones del Norte de África. Parte de su fama se debía
a las fotografías que enviaba a la prensa. Su afición
a tomar instantáneas le llevó a reunir una importante
colección; muchas de ellas se guardan en la Biblioteca
Nacional de Madrid, junto con sus libros y manuscritos. En el
artículo de Tomás García Figueras se pueden
seguir los pasos de Rittwagen en esta faceta de reportero africanista,
paralela a otros trabajos, entre los que cabe citar sus esfuerzos,
en parte coronados por el éxito, para crear un organismo
encargado de la bibliografía africana.
Foto: Guillermo, Gustavo y Adolfo Rittwagen
Esta actividad en África parece interrumpirse hacia 1918,
época en que Rittwagen reside en Logroño como miembro
de la Comisión del Catastro Urbano de la provincia, un
dato seguro dentro de una biografía desgraciadamente con
muchos huecos. Esos años logroñeses son mencionados
en las primeras líneas de la conferencia de que hablaremos
inmediatamente, donde dice (en 1920) de sus investigaciones: «resultado
de una prolongada y reciente estancia en La Rioja, en cumplimiento
de una comisión oficial».
Hay que suponer, pues, que para finales de 1920 Rittwagen ya no
vivía en Logroño. Poco más abajo vuelve Rittwagen
sobre el mismo punto, con la modestia que le caracteriza, diciendo
que se limita a «ofrecer el bien precario caudal obtenido
durante mi estancia en la Rioja».
Aquella época en Logroño le puso en contacto con
diversos aspectos de la cultura riojana, a los que Rittwagen no
permanecía ajeno. En la Biblioteca Nacional existe, por
ejemplo, un informe suyo, de 1919, titulado Carta sobre varias
iglesias románicas, inscripciones romanas, restos de cerámica
ibérica y monedas romanas que se hallan en diversos pueblos
de la Rioja. Esta información se da con motivo de que se
gestione el traslado de alguno de estos materiales al Museo Arqueológico
Nacional.
INTERÉS POR LA RIOJA
Fruto
de las observaciones de Guillermo Rittwagen sobre la historia
y la cultura riojanas durante su residencia en Logroño
es la conferencia que pronunció en Madrid, el 19 de enero
de 1920, invitado por la Real Sociedad Geográfica, texto
recogido en dos números sucesivos del Boletín de
aquella institución y poco después en libro. El
título de la conferencia y del libro es Estudios sobre
la Rioja, y tiene cuatro apartados: «La influencia vasca»,
«Etimologías árabes de la Rioja», «El
arte románico en la Rioja» y «Ciudades antiguas
de La Rioja». En la misma conferencia Rittwagen menciona
un apéndice ya terminado. Nomenclator de denominaciones
geográficas de La Rioja, que ofrece a la Real Sociedad
Geográfica para su publicación. Sin embargo, por
razones que desconocemos, este opúsculo no vio la luz hasta
1928, de la mano de la institución que le invitó
a disertar.
Hombre inteligente y de amplia cultura, para el estudio de los
nombres de lugar, como de otros temas, Rittwagen procuró
documentarse convenientemente. En los trabajos citados, pioneros
por lo que toca al vascuence, y aunque el autor no era lingüista
ni historiador, es evidente que se proveyó de obras fundamentales.
Así, aparecen mencionados Risco, Hergueta, Larramendi,
Humboldt, Madoz, Fita, Hübner, Baraibar, Odón Apraiz,
etc., sin olvidar autores menores, pero interesantes, Abalos Bustamente,
que en 1925 publicó una pequeña monografía
acerca de la toponimia de Labastida.
Sabemos que Rittwagen cultivó la amistad de algunos vascólogos
contemporáneos. Prueba de ello es el ejemplar del Nomenclator
afectuosamente dedicado por Rittwagen al vascólogo vitoriano
Odón Apraiz (1896-1984), ejemplar conservado en la biblioteca
de la Academia Vasca. También allí hay dos cartas
escritas en 1935 por el malagueño a Resurrección
Mª de Azkue (1864-1951), presidente de aquella institución.
En la primera de las cartas Rittwagen dice, entre otras cosas,
estimar «esa benemérita Academia que realiza una
obra cultural tan valiosa que de vez en cuando repaso en la Biblioteca
Nacional, sintiendo tan sólo no poder dedicarme más
intensamente a tan interesantes estudios como los que esbocé
en ocasión de haber estado destinado oficialmente a La
Rioja hace ya bastantes años».
Añadiremos que las dos cartas dirigidas a Azkue tienen
el membrete siguiente: «Azar y Cálculo. Boletín
de las Administraciones de Lotería», publicación
editada en Madrid y de la que con toda probabilidad se ocupaba
Rittwagen.
Es cierto que gran parte de las etimologías vascas de Rittwagen
carecen de valor, al no conocer bien el vascuence y a causa de
la indebida comparación con lenguas más o menos
lejanas, quizá principalmente con el bereber (el autor
cree en «la hermandad vasco-berberisca»). Salta a
la vista, entre otros, el error en su propuesta de explicación
del nombre Rioja a partir de Erri-oji, «cuya traducción
es tierra, o territorio, o terreno de pan »; para una interpretación
de esa clase el orden debía ser inverso: ogi-(h)erri. Aunque
no estemos completamente seguros, parace probable que Rioja viene
sin más de Río-Oja. También nos hace sonreir
su asociación de Araba (el nombre vasco de Alava) con Arabia.
Sin embargo, no pocos análisis son correctos, o se acercan
a la verdad. Y, por otra parte, es encomiable la larga lista de
nombres de lugar y de apellidos vasco-riojanos que Rittwagen aporta,
como Iturrimurri, Laigarra u Ochánduri, entre los primeros,
y Aransay, Aréjula, Sagasta o Madurga, por lo que toca
a los apellidos. En la conferencia el autor cita como curiosidad
los nombres de algunos comercios de los Portales de Logroño,
la céntrica calle de esta ciudad: Astarloa, Alboreca, Zaldívar,
Larrea, Ulargui, Maguregui, Gurrea, Echevarría, Mendi,
Arazuri, Murga, Zabala, Ochoa y Larra.
Estamos pues, ante un precursor en señalar las raíces
vascas de La Rioja como región natural, y de La Rioja como
provincia, de la cual dice con toda razón en su conferencia:
«Hoy mismo está abrazada en más de una mitad
de su perímetro por Navarra, de tal modo que la provincia
de Logroño tiene más extensión común
con los países vascos que con Castilla, a la que pertenece
históricamente desde que la perdieron los navarros, a cuyo
dominio estuvo sujeta durante muchísimos años medioevales».
Desde la conferencia de Guillermo Rittwagen pasarían más
de diez años hasta la primera publicación de carácter
vasco-riojano de Juan Bautista Merino Urrutia (1886-1982). En
efecto, hasta 1931 no se publicó El Vascuence en el valle
de Ojacastro (Rioja Alta), por la misma entidad, que tras el advenimiento
de la República, el 14 de abril de ese año se llamaba
Sociedad Geográfica Nacional. ¿Se conocieron personalmente
o por carta ambos cultivadores del legado vasco-riojano? No lo
sabemos.
Rittwagen murío en Alicante en la Nochevieja de
1943. Quizá por ello se ha venido dando 1944 como
año de su muerte, como puede verse en la biografía
de García Figueras. Dicen que en sus últimos años
vivía con cierta estrechez y que murió solo, rodeado
de varios animales domésticos.
*Henrike Knörr. Real Academia de la Lengua
Vasca – Euskaltzaindia. Universidad del País Vasco.
arriba
NOTA NECROLOGICA APARECIDA EN EL DIARIO ABC, EN ENERO
1944
Fallecimiento del escritor Guillermo Rittwagen
Ha fallecido en Madrid D. G. Rittwagen, notable y culto escritor
en las columnas de ABC y Blanco y Negro. El Sr. Rittwagen, nacido
en Málaga, se destacó como corresponsal de guerra
de La Correspondencia de España en la campaña de
Marruecos del año 1909. Después, y en un espacio
de 40 años, fue colaborador de todas las revistas madrileñas,
principalmente La Esfera y Nuevo Mundo en cuyas colecciones quedan
sus más importantes trabajos periodísticos.
El Sr. Rittwagen fue detenido en Madrid en 1937 y conducido a
Alicante en cuya cárcel permaneció hasta el fin
de la campaña. Los quebrantos producidos en su salud por
el mal trato recibido le han llevado al sepulcro.
Sentimos muy sinceramente la muerte del querido compañero
y amigo, y enviamos a su familia la expresión de nuestro
pésame.
Publicado con permiso de la revista Piedra
de Rayo, donde aparece en el nº 22, Otoño-2006.
arriba
ESTUDIOS SOBRE LA
RIOJA
MIENBRO QUE FUE DE LA COMISIÓN
DEL CATASTRO DE LA PROVINCIA DE LOGROÑO, PUBLICISTA, DIRECTOR
DEL INSTITUTO BIBLIOGRÁFICO, CONSEJERO DE LOS CENTROS COMERCIALES
HISPANO-MARROQUÍES, VOCAL DEL FOMENTO COMERCIAL DE MÁLAGA,
CABALLERO CRUZ DE PRIMERA CLASE DE LA ORDEN DE LA ORDEN DEL MÉRITO
MILITAR CON DISTINTIVO ROJO, CONDECORADO CON CRUCES BLANCAS DE LOS
MÉRITOS MILITAR Y NAVAL DE PRIMERA CLASE, MEDALLA DE LA CAMPAÑA
DEL RIF (1909) CON 9 PASADORES, DIPLOMADO DEL INSTITUTO DIPLOMÁTICO,
CONSULAR Y CENTRO DE ESTUDIOS MÁRROQUIES, DE LA REAL ACADEMIA
DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN, ETC,. ETC.
Conferencia dada en la Real Sociedad Geográfica,
el día 19 de Enero de 1920, por D. Guillermo Rittwagen.
Señoras y
Señores:
Comienzo por agradecer la nueva hospitalidad
que de esta honrosa tribuna me otorga la Real Sociedad Geográfica,
por tantos títulos insigne y benemérita, á
la que tanto debe el progreso de las Ciencias geográficas
en España.
También quiero hacer patente
el reconocimiento debido a mis Jefes el Exmo. Sr. Subsecretario
de Hacienda y los ilustres Arquitectos D.Luis García Vigil
y D. Joaquín Roncal, porque eximiéndome por breves
días de mis deberes oficiales me han permitido con ello que
pudiera dar esta conferencia.
Esta ha de abarcar cuatro puntos principales,
que juzgo más interesantes é inéditos y como
resultado de una prolongada y reciente estancia en La Rioja, en
cumplimiento de una comisión oficial.
El primer punto se refiere a la influencia
vasca en la toponimia riojana; la segunda cuestión será
un sucinto examen de las etimologías árabes que se
observan aún como reminiscencia de la dominación agarena,
dejándome llevar de mi impenitente afán arabizante;
el tercer tema versará sobre los monumentos de arte románico,
medio existentes aún en la región, y digolo así
porque la mayor parte de ellos están en decadente estado
de ruina; al tratar de este asunto, es mi propósito llamar
la atención de quien corresponda para que se procure salvar
de la total desaparición esos humildes monumentos, olvidados
y desconocidos, que abundan relativamente en la Rioja.
Y por último, trataré
de algunas antiguas e importantes ciudades, hoy sepultas, y que
merecen también algo más que el olvido en las que
se las tiene, porque un día fueron metrópolis de las
más famosas de Iberia, citadas con elogio superlativo por
los geógrafos e historiadores de la antigüedad, acreditando
así la importancia que en todo tiempo tuvo la Rioja, como
núcleo de una población numerosa adscrita a la proverbial
fertilidad de su privilegiado suelo. Y aunque su existencia no fué
avalada con los heroísmos de Sagunto y Numancia, también
merecen ser objeto de excavaciones, que siempre redundarían
en pro de la cultura, y sus resultados contribuirán á
enriquecer los tesoros arqueológicos de nuestra Historia.
Comenzaremos, por el orden enunciado, a tratar de
LA INFLUENCIA VASCA EN LA RIOJA
Excmos. Sres. Ministro y Subsecretario de
Hacienda:
Excmos. Sres: Puesto en el trance de ofrecer á
vuecencias, como supremos y máximos Jefes, las primicias
de los estudios adjuntos, practicados durante el tiempo que duró
la comprobación de los registros fiscales de la provincia
de Logroño, y para mejor conocimiento de los términos
municipales comprobados, pareciera que lo natural fuera tratar del
interesante tema del Catastro Urbano.
Mucho pudiera decirse, en efecto, de este importante ramo de la
riqueza nacional, hoy casi inexplorado; mucho pudiera indicarse
sobre la conveniencia de unificarlo, extendiendo el servicio hasta
las provincias concertadas, para que no resultasen exentas en cierto
modo en esta importante fuente de tributación, ya que las
cifras concertadas son por todos conceptos desproporcionadas con
las riquezas imponibles existentes; mucho también pudiera
proponerse para extender el servicio no solo a nuestras florecientes
posesiones del Norte de Marruecos, sino también a la zona
del Protectorado español, para que no fueran los cuerpos
del Catastro Urbano los únicos que no tienen su servicio
y representación al igual de los demás del Estado;
mucho, igualmente, pudiera decirse sobre la dobles misión
fiscal y cultural de las Comisiones del Catastro pudieran realizar,
llevando a cabo al propio tiempo que la comprobación de los
registros fiscales, el inventario exacto y detallado de las cuantiosas
riquezas arquitectónicas existentes en toda España,
sobre todo de esos callados y humildes monumentos que abundan en
los pueblos y que abandonados de todo cuidado acabarán por
parecer, desconocidos de todos.
Todo ello redundaría no sólo en honor y prestigio
de los Cuerpos que cumplen la ingrata misión de inventariar
la riqueza urbana, sino sobre todo en pro del Fisco, tan necesitado
de fuentes tributarias, y también en favor de la cultura
patria.
Pero quédese tratar importantes materias para los que tengan
voto y calidad, y limítandome yo a ofrecer el bien precario
caudal obtenido durante mi estancia en la Rioja en otro orden de
cosas y como ampliación de las Memorias reglamentarias redactadas
por la Comisión de que formé parte.
Paradoja es ofrecer a los supremos administradores del caudal nacional
otra cosa que no sean cifras concretas, pero no tengo en mi modestia
y buena voluntad cosa mejor que depararles, como testimonio de la
obligada devoción de su respetuoso y obediente subordinado
y S.S.,
Guillermo Rittwagen.
Logroño, Noviembre 1919.
arriba
LA INFLUENCIA
VASCA
Es la Rioja una de las regiones españolas
más conocidas por los productos de su privilegiado suelo,
que por sus excelencias andan de boca en boca. Pero no todos los
que gustan de sus exquisitas producciones naturales y de su industria
sepan quizá que es una de las comarcas españolas más
interesantes por su historia, por las influencias que sufrió
en el decurso de los siglos y que fueron el resultado inevitable
de su situación geográfica, fronteriza con regiones
tan marcadamente típicas y diferenciadas como Vasconia y
Navarra, Aragón y Castilla. Todas ellas ejercieron siempre
su particular e intenso influjo en la Rioja, que fué durante
siglos enteros el campo de Agramante donde unos y otros dirimieron
sus fraticidas contiendas.
Aunque históricamente y geográficamente hay pertenecido
a Castilla la mayor parte del tiempo, se distancia sin embargo notablemente
de la fisonomía particular de las comarcas castellanas. La
Rioja viene a ser a modo de crisol donde se funden los rasgos de
tres comarcas ibéricas.
Pero, sobre todo, Vasconia ejerce una marcada preponderante influencia
en las denominacionres geográficas. Bastará mirar
un mapa de la Rioja para tropezarse con nombres tan vascos como
los haya en Euskalerria. Y se observará que aunque el área
de extensión de estas denominaciones abarca sensiblemente
toda la provincia de Logroño, se localizan sin embargo con
mayor abundancia y preferencia en la Rioja alta, que comprende los
partidos judiciales de Haro y Santo Domingo de la Calzada, que son
lo más próximos a Vizcaya.
Pero en donde se manifiesta más insistentemente la influencia
vasca es en la importante población de Ezcaray y sus alrededores,
donde casi sólo se dan nombres de prosapia genuinamente éuskera.
La discusión de los límites de la antigua Cantabria
ha hecho derramar a raudales la tinta y la supererudición.
Se ha pretendido que la Rioja nunca estuvo comprendida en los límites
cantábricos, a pesar de que sobre Logroño se alza
un cerro donde es fama se asentó una ciudad llamada Cantabria
hasta épocas relativamente recientes en la Historia, puesto
que se pretende que fué Leovigildo quien la destruyó.
Pero no he de detenerme en aportar nuevos argumentos en pro del
debatido tema cantábrico.
Unicamente insistiré en que la Rioja, por su
situación, es una cómarca que siempre debió
estar bajo la directa influencia de los vascos.
Hoy mismo está abrazada en más de una mitad de su
perímetro por Navarra, de tal modo que la provincia de Logroño
tiene más extensión común con los países
vascos que con Castilla, a la que pertenece históricamente
desde que la perdieron los navarros, a cuyo dominio estuvo sujeta
durante muchísimos años medioevales.
Sobre todo en el extremo oriental, Navarra envuelve materialmente
los confines de la Rioja, cercenando la limitación con Aragón,
que queda reducida á una breve frontera.
Una peña singular, denominada Mojón de los tres
Reyes, sin duda porque marcó la frontera comunal, sirve
de punto de confluencia de los límites de las tres provincias
avanzadas de Navarra, Castilla y Aragón. Dando una vuelta
sobre la peña, sin salir de su pétrea contextura,
se ha paseado por la jurisdicción de tres antiguos Reinos,
del mismo modo que , girando sobre los talones en los polos, se
han recorrido en un momento los meridianos de toda nuestra esfera.
Pero no es privativa de este regio Mojón la circunstancia
curiosa señalada. En efecto; cerca de la célebre laguna
de Urbión, madre del Duero, sita en la cúspide de
la sierra del mismo nombre y sobre el cráter de un extinto
volcán, existe el lugar divisero de las diócesis de
Osma, Burgos y Calahorra, llamado La Mesa, y á ella
pueden estar sentados los Obispos, cada uno dentro de su respectiva
jurisdicción. Sus curiosos triedros fronterizos que aunque
teóricamente siempre se dan en la confluencia de tres jurisdicciones,
no siempre reunen las curiosas circunstancias que concurren en los
dos casos citados.
La Rioja ha sido una prolongación de Vasconia ó Cantabria,
denominaciones sinónimas ó yuxtapuesta al menos, cuyo
verdadero alcance geográfico nunca podrá ponerse en
claro con verdadera exactitud.
Sus límites actuales con Navarra, la región vasca
cón la que tiene más largo contacto, no coinciden
con el curso del Ebro, como pareciera lógico y natural, por
ser una buena fosa divisoria; sino que la línea demarcatoria,
como para hacer más íntimo el contacto, pasa y repasa
la corriente ibérica por antonomasia, penetrando unas veces
la jurisdicción de Logroño allende el Ebro, dando
así justificado pretexto para las denominaciones de las Riojas
alavesa y navarra, y otras veces es Navarra la que se adentra con
su régimen de privilegio anacrónico en el territorio
riojano, haciendo resaltar con ello más aún la injusta
excepción fiscal.
La Rioja, en realidad, es el valle del Ebro desde que pasa por las
Conchas de Haro y el risco de Bilibio hasta que penetra en el recodo
navarro que se interpone entre la provincia de Logroño y
la de Zaragoza. Pero por extensión, la denominación
regional se da á toda la provincia logroñesa, incluso
á las cordilleras del Sur, que vienen á ser por ello
la Rioja Montañosa.
La Rioja llana se subdivide a su vez en Rioja Alta, que es la situada
a Occidente de Logroño, y la Baja, a Oriente de la capital.
Además de las Riojas alavesa y navarra, ya indicadas, existe
también una Rioja castellana ó burgalesa, que comprende
varios pueblos a los límites de Logroño, y que tradicionalmente
pertenecen a las Riojas.
Definidos así sus verdaderos límites actuales, diremos
que su denominación es el primer argumento que, en mi sentir,
prueba la decisiva influencia vasca en la geografía riojana.
Se ha pretendido que el nombre de Rioja provenía de un río
que se llamaba Oja, y que es un gigantesco arroyo que vierte sus
aguas en el importante afluente derecho del Ebro llamado Tirón,
y que parece servía de límite entre las antiguas tribus
de los Autrigones, habitantes de la Bureba, y los Berones, pobladores
de la Rioja, cuyos nombres antiguos perduran en dos localidades
riojanas llamadas Tirgo y Briones.
En efecto; el nombre de Rivo de Oja, ó Rivogia, aparece en
varias escrituras antiguas. En el fuero viejo de Castilla se le
denomina como hoy, Rioja. Y a, sus bordes subsiste una antigua población
que se llama Ojacastro. Y por añadidura, el río procede
de los Montes de Oca.
Pero aquella, localidad se llama Oggacastro en el voto del Conde
Fernán González; Olía Castri, en la escritura
de fundación del Monasterio de Santa María la Real,
de Nájera, el año de 1052; Oxa-Castro, en las capitulaciones
de los moros de Tudela con Alfonso el Batallador el año 1115,
como consta en el Apéndice al Diccionario Geográfico-Histórico
de la Rioja, por Govantes; y finalmente, Oia-Castro, en la estimación
de préstamos de la diócesis de Burgos mandada hacer
por su Obispo Aparicio hacia el año 1247, como consta en
el Apéndice al tomo 26 de la España Sagrada.
En otros documentos se repite toda la gama de las transcriptas acepciones,
cuya diversidad evidencia que es absurdo encontrar relación
entre el nombre del río y el de la localidad.
El nombre de Rioxa aparece por vez primera en el fuero de Miranda
de Ebro el año 1092, como tierra, aunque en diferentes escrituras
del siglo xi se mencione el pueblo de Oja Castro y de su valle,
y del río o rivo de Oja Castro.
Es decir, que este nombre aplicado al río parece una derivación
del de la localidad, y no viceversa.
Pero la denominación de río Oja, es puramente literaria
y, cartográfica, pues en el país no queda ni aun el
recuerdo, sino que impera otra de filiación más antigua;
Glera ó su corrupción Ilera, cuya etimología
latina de glarea es evidente, puesto que recuerda, el nombre de
los cantos y guijarros que en abundosa profusión llenan el
álveo del pretendido río Oja.
Pero aun cuando efectivamente este ría se llamase alguna
vez Oja, por la profusión de «hojas» que arrastraba,
traducción ad pedem litera, es circunstancia común
que conviene á todos los ríos que bajen de montañas
cubiertas de boscaje, por lo que resultaría absurdo pretender
que este modesto curso hidrográfico hubiera, impuesto su
nombre a regiones no recorridas por él, caso sin precedentes
en la Geografía. En efecto; las cuenca del Glera, sólo
comprende parte de la Rioja Alta, desde su nacimiento en la sierra
de la Demanda hastá, su confluencia con el Tirón,
cerca de la antigua Naharrauri, hoy Casalarreina.
Pero el resto de la Rioja Alta y menos aún toda la Baja y
las demás denominaciones regionales, fuera de la actual provincia
de Logroño, no tienen el menor contacto con el monstruoso
arroyo que se pretende impuso nombre a tan distantes comarcas. Resultaría,
pues, una incongruencia decir que toda la vasta extensión
de la Rioja, en su máxima acepción geográfica,
tuvo su bautismo en el guijarroso álveo del Glera, donde
faltaba para la administración del primero de los Sacramentos
lo más indispensable, el agua; porque las mayor parte del
año el cauce está seco y sediento y sólo en
épocas de lluvias discurre su tormentoso y avasallador caudal,
propio de grandes avenidas, régimen torrencial que depone
presto sus furores, siendo difícil descubrir el resto del
tiempo un tímido y perezoso hilo de agua, que escondidamente
discurre, por entre los cantos y guijarros.
Por eso, aun sin negar que pudiera darse al Glera el nombre de río
Oja en un tiempo, no satisface la etimología que se le quiere
dar, no guiándose sino por el valor literal de las palabras,
pues los nombres que los pueblos imponen a sus accidentes geográficos
obedecen siempre a causas más fundamentales que las que en
este caso intervienen, porque resulta pueril explicar el nombre
de río Oja por las abundantes hojas que arrastraba en la
época de su caída de los árboles.
Admitiendo la intervención filológica vasca puede
darse al nombre de la Rioja una, etimología más razonada,
y verosímil. A mi modesto parecer, la cuestión debe
darse ya por definitivamente zanjada y no discutirse más
estérilmente, girando sobre las absurda intervención
de las hojas del río Glera, en la determinación regional
de la provincia de Logroño y parte de las de Álava,
Burgos y Navarra.
Rioja, según la más verosímil etimología,
vasca, puede ser una corrupción de Erri-0ji u Ojia, cuya
traducción es tierra, o territorio, o terreno de pan, puesto
que aquellos tres vocablos proceden también del vasco erri,
que eso significa. Dicha etimología le conviene porque las,
feraces tierras riojanas del valle del Ebro y sus prósperos
afluentes debieron constituir el granero de los vascos, ya que sus
ásperas montañas no permitieron nunca el cultivo intensivo
de los cereales.
La Rioja no formaba, pues, una región distinta,
sino que era el complemento inseparable de la Vasconia, poblada
por unos mismos habitantes.
arriba
DENOMINACIONES
VASCAS EN LA RIOJA
Observase en las denominaciones geográficas
de origen vasco en la Rioja la constante e insistente repetición
de unos mismos términos en determinadas comarcas.
A lo largo del río Tirón, en la Rioja Alta, se manifiesta
la insistencia, del vocablo Uri, que como es bien sabido significa
en ibérico ciudad y agua, siendo equivalente al Ili antiguo,
que tanto se daba en las nomenclatura antigua de España,
que también se decía indistintamente Iri, urri, y
hasta Julia, en concepto de algunos autores.
Es verdaderamente desconcertante que un mismo término, como
uri, sirva para designar conceptos tan diferenciados como lugar
poblado y agua. Ello hace algo difícil saber exactamente
qué traducción conviene aplicarle, como cuando en
la Rioja Alta se repite insistentemente en pueblos situados a orillas
de un río como el Tirón, en cuyo nombre también
se descubren vestigios del término, aunque se le hace provenir
del que tenían las tribus de Autrigones que poblaban sus
márgenes.
Comienza la serie por Herramélluri (también Reméllurí)
y su aldea Blascuri (hoy Velasco), junto á la confluencia
del Láchigo con el Tirón, en el partido judicial de
Santo Domingo de la Calzada, y penetrando con este río en
el de Haro, pasa por Ochánduri, Cihuri, hasta que vierte
sus aguas en el Ebro, cerca del aledaño de Haro llamado Atamauri.
En el mismo partido se encuentran Galbárreli, Ollauri y Naharrauri
(antiguo nombre de Casalarreina). En Cellorigo, Ciriñuela,
Cirueña, se reconoce el término al medio. En Cuzcurrita,
en las formas antigua de urri, también al medio. En la comarca,
de Haro vemos que el término se da preferentemente como sufijo.
En la de Ezcaray, por el contrario, se manifiesta como prefijo,
y a pesar de dominar los nombres vascos, el vocablo, no se da con
la misma pureza que en Haro, sino con transformaciones y elipsis.
Así le vemos en Urdanta, Uruñuela, Ulizarna, Espurgaña,.
El nombre del río Iregua, también tiene vestigios
innegables del uri, que aquí no puede tener más significación
que la hidráulica, a menos que el ire inicial tenga relación
con el número tres.
El término uri está en realidad extendido por toda
la península, puesto que le vemos en el Turia (T-uri-a),
Duero (D-uri-us), en el Norte de Italia, en Turín, Etruria
y Liguria; al Sur, en las islas Filicuri y Alicuri del archipiélago
Eólico; en Suiza, donde hay un Cantón llamado Uri,
y hasta en las remotas edades geográficas se recuerda el
misterioso nombre de Lemuria, que casi pertenece al dominio de lo
oculto. Es, pues, un término de un prestigio geográfico
cual ningún otro.
Los nombres de los pagos de Briones no pueden ser más típicos:
Larra, Laigarra, Valera, Mendiguena, Arisabel y Orriturri. En Haro,
entre otros, Matulleri, Micalanda; y en San Asensio existe la ermita
de nuestra Señora de Arizta ó Ariceta, término
este última que significa encina en vascuence.
Si en el partido de Haro es el término uri el predominante,
en el de Santo Domingo impera el zarra en la toponimia local, voz
que significa viejo, pero que aquí creemos sea una forma
de zearra, que significa sierra, cerro, nombres castellanos que
reconocen visiblemente un origen ibérico, según Hübner,
Humboldt y las conclusiones últimas de la Sociedad de Estudios
Vascos, todas las cuales se inspiran a su vez en el vocablo inicial
del cual se derivan todos, a saber, erri, tierra, como la fonética
y la identidad de conceptos pregona.
Así tenemos Altuzarra, Chilizarrias, Azarrula, Zarratón
y Zorraquín, en las que como se vé tanto interviene
como prefijo que: como sufijo. En Haro se da también Sajazarra.
Otros términos de los alrededores de Ezcaray son Ayabarrena,
Uyarra, Cilbarrena, Zabárrula, etc. Una localidad del término
de Robres, se llama Buzarra, nombre vasco de las Alpujarras.
El clásico término iturri, fuente, se manifiesta en
Iturrimurri, en Haro; Desparriturri é Iturrica, en Ezcaray.
Lo dicho basta, para echar de ver que la toponimia de los dos partidos
de la Rioja Alta no puede ser más vasca.
Como apéndice de esta conferencia figurará, si la
Real, Sociedad Geográfica se digna acogerlo en las páginas
de su Boletín, un completísimo Nomenclátor
de denominaciones geográficas vascas en la Rioja, con señalamiento
de los mismos o análogos nombres en las Provincias Vascongadas,
para fijar la atención sobre su identidad ideológica
y consiguiente semejanza fonética de los prefijos, sufijos
que la integran ó de la totalidad del término.
Dícese, para justificar esta influencia vasca en la Rioja,
que es debida a una importante emigración verificada en épocas
históricas con objeto de explotar unas minas en derredor
de Ezcaray, estableciendo importantes ferrerías, industria
muy peculiar de Vizcaya.
Pero aun cuando ello fuera cierto y las antiguas fundiciones pudieran
dar efectiva fe de ello, no es menos cierto que la distribución
de la terminología vasca por toda la Rioja, aun cuando sienta,
preferencia por localizarse en la Alta, prueba su origen remoto
y extendido; no pudiendo, por lo tanto, atribuirse al puñado
de vascos que en épocas relativamente recientes de la Historia
vinieran á explotar las fundiciones de Ezcaray, cuya explotación
adquirió su mayor pujanza en los siglos XIV y XV.
Pero sin ir a tiempos tan antiguos echaremos de ver la insistencia
verdaderamente singular con que en la región riojana y sus
limítrofes se repiten las radicales del pueblo ibero, del
que los vascos son sin disputa los más genuínos sucesores.
En efecto; Berones era, el nombre de las primeras tribus habitantes
de la Rioja, cuyo nombre se perpetúa sincopado en la población
de Briones. Sus vecinos eran los Bárdulos ó Bardietas.
En la Rioja existen aún pueblos que se llaman Berceo, Bergasa,
Bergasillas, Briñas, Berito (antiguo nombre de Alberite),
Varea, Berberana, Brita, hoy Brieva. En las regiones contiguas:
Berantevilla, Berganza, Berganzo, Bergüenda y Bernedo, en Álava;
Berberana, Bercedo, Berzosa, Bureba, Briviesca, Ibrillos, en Burgos;
relación que cortamos para no hacer más enojoso la
lectura, pero que se pudiera prolongar más aún.
Y no lejos, una escondida aldeas del término de Cendea de
Olza de Navarra se llama con el genuino y clásico nombre
de Ibero, existiendo un Cantiberos en las provincia de Segovia.
Esa marcada insistencia con qué en derredor de esta parte
de la cuenca del Ebro, el río ibérico por antonomasia,
se manifiesta la radical ber, permite afirmar que éste era
el corazón de Iberia.
Se ha pretendido que los berones, los cántabros y los vascos
eran celtas; pero el propio nombre de los primeros y el idioma de
los segundos hacen ver que se trataba más bien de iberos.
arriba
FILIACIÓN
FILOLÓGICA DE LOS VASCOS
Mucho hay preocupado á los filólogos
la filiación lingüística singular del vascuence.
Se ha dicho que tenía muchos puntos de contacto con el japonés,
citándose al efecto numerosos vocablos de idéntica
significación.
Un explorador español, el Sr. Abargues de Sostén,
en conferencias que diera en esta misma Sociedad en 1883, citó
algunos vocablos del idioma africano de los gallas; contiguos á
la Abisinia y el Mar Rojo, iguales en un todo al vascuence, de los
62 sinónimos que dijo halló.
Enderaserat significa «lindo», «bonito»,
en ambos idiomas.; lo mismo que Aschea, «viento»; Etzea,«casa»;
Charra, «malo» (charrán en castellano es palabra
de indiscutible origen vasco), y Chikerrá, «bajito».
El mismo explorador afirmaba concretamente, que el gala era idioma
primitivo completamente original y cuya forma se aleja en absoluto
de las lenguas semíticas.
Ahora bien; los galas son también un pueblo aborigen del
Norte de África, y por lo tanto más ó menos
remotamente relacionado con los berberiscos.
La existencia de estas voces en el rincón más apartado
del Oriente africano, evidencia la razón que asistía
al sabio René Basset al señalar como área de
difusión idiomática del berberisco «todo el
Norte de África desde las fronteras de Egipto, Nubia y Abisinia
hasta el Océano Atlántico, y desde el mar Mediterráneo
hasta las orillas del Senegal y del Niger, en los confines del Sáhara».
Es decir, toda la vasta isla Norteafricana, comprendida entre los
anteriores límites rodeada por los mares citados, por el
canal de Suez y el proceloso mar de, arenas candentes que es el
Sáhara.
También se ha pretendido un estrecho parentesco con el berberisco
que hablan los aborígenes del Norte de África, ya
que según toda verosimilitud los vascos y los berberiscos
no son, en suma, sino los descendientes de los antiguos iberos,
cuya radical aún conservan los aborígenes norteafricanos
en su denominación de bereberes, y que los antiguos conocían
por libios, en cuya denominación siempre perdura la be característica
de este pueblo, que no es en último término sino una
variante de la gran familia mediterránea morena, que desde
tiempos antehistóricos vive en derredor del gran lago, que
es el mar Mediterráneo.
Bero en ibérico significa caliente, moreno, y es curioso
observar que este concepto dícese casi universalmente con
las mismas letras. Brun en francés, Bruno en Italiano, Brunn
en alemán, por no citar más que algunas de las principales
lenguas.
Un sabio publicista español, el ilustre Tubino, combatió
con verdadera pasión la que llamó iberismo de Humboldt,
afirmando que los berberiscos fueron los primeros pobladores de
la península hispánica, sin caer en la cuenta rulo
ambos tenían razón, porque hoy está fuera de
toda duda que iberos y berberiscos no son sino unos mismos, y hasta
el simple enunciado de esos nombres induce a pensarlo. Es raro que
hombre de tanto, talento como Tubina, no cayera en ello, malgastando
su docta erudición contra molinos de viento.
Salustio llama a los iberos, persas, porque en realidad éstos
eran los arios más genuinos, por lo que también esa
denominación viene a ser sinónima. Y ello confirma
más aún el parentesco de todas las familias arias
que se asentaron a orillas del Mediterráneo, ya que tanto
en persas como en iberos y berberiscos siempre perdura la radical
integrada por las letras labiales be ó pe y la erre final.
El propio nombre ario de España recuerda el de la capital
de Persia, Ispahan. Probablemente la región originaria de
los arios no debía circunscribirse a la meseta turánica,
sino que comprendía de seguro todo el centro de Asia hasta
la Siberia, cuyo nombre también conserva las radicales apuntadas,
lo que hace establecer una extraña relación filológica
entre la Iberia y la inmensa región septentrional de Asia.
El mismo autor latino, al hablar de la emigración persa o
aria en el Mediterráneo, dice que transformaron sus buques
en cabañas varándolas y poniéndoles la quilla
al aire, de donde copiaron los númidas, que no eran sino
berberiscos autóctonos del Norte de Africa, la forma puntiaguda
de los techos de sus cabañas, como cúpulas de la Edad
Media o agujas arquitectónicas. Dice así el texto
latino: 1Edifiei(e numidarum quce mapallia illi vocant, oblonga
incurvis lateribus tecta, quasi navium carincc essent. «Los
edificios de los númidas, que ellos llaman mapales, tienen
sus techos en forma de curvas prolongadas, como si fuesen quillas
de naves». Sobre esta materia me he ocupado en unos Apuntes
de prehistoria comparada de España y Marruecos, publicados
en la Revista de Geografía Comercial de esta misma insigne
Real Sociedad.
Sin embargo de las concomitancias tan insistentemente señaladas
entre vascos y berberiscos, un escritor africanista muy conocido
de antiguo en esta Sociedad, D. Gonzalo de Reparaz, en su obra Política
de España en Africa, refuta esta teoría, citando al
efecto nombres de objetos comunes en ambos idiomas, de los que resalta
una total disparidad fonética y gramatical.
Pero muy recientemente un diligente y eruditísimo investigador,
D. Antonio Martínez Pajares, autor de varios interesantísimos
trabajos filológicos, ha publicado uno titulado El Vascuence
y el Bereber, abogando nuevamente, con gran acopio de razonamientos
sólidos, por la pretendida hermandad filológica, basándose
en conceptos que responden a ideas fundamentales y no a objeto vulgares,
como los que citaba el Sr. Reparaz. Remitimos al curioso a tan erudito
alegato, que viene a marcar un paso decisivo en pro de la tan debatida
cuestión.
Es decir, que las copia de argumentos favorables va sensiblemente
aumentando a medida que más y mejor preparados investigadores
se ocupan del interesante tema.
Es de presumir que dados los largos siglos durante los cuales han
estado distanciados los vascos y los berberiscos, no sólo
materialmente sino, sobre todo, culturalmente, el idioma ha debido
sufrir variaciones muy sensibles, ya que la, convivencia de los
berberiscos con cuantos dominadores históricos desfilaron
por el Norte de África, desde los fenicios hasta los árabes,
y sobre todo el asentamiento del poder cartaginés y vándalo
en el mismo suelo norteafricano, pudieron introducir notorias diferencias
en la designación material de objetos corrientes.
A las identidades aducidas por él Sr. Martínez Pajares,
puedo añadir poco más. Y son Aittá, que significa
padre en vascuence y berberisco, sirviendo en este último
idioma para formar el apelativo común de Ait o Aiz, que se
antepone al nombre patronímico de las kábilas berberiscas
y que viene á significar por lo tanto Padre de…..También
advertiré que atta era también padre en godo, correspondiendo
al actual Vater germánico.
Perro podenco, dícese kanyar, tanto en vasco como en berberisco,
y camisa, Alcándora.
Este vocablo está admitido también en castellano,
lo mismo que multitud de palabras vascas y berberiscas, sin que
la Academia de la Lengua señale siempre su verdadera filiación
original. Roque Barcia admite dos acepciones, siendo la segunda
que nos interesa, un femenino anticuado por el que se designa cierta
vestidura blanca a modo de camisa, o la camisa misma.
La etimología que da es el berberisco afrancesado candour
(¿por qué no expresaría más sencilla
y lógicamente candur?) Sin embargo, es voz que considera
como de carácter universal. Algunos amigos míos, vascos,
pretenden que no es voz de genuina estirpe vasca, aun diciéndose
corrientemente en el habla vascongada. En su concepto es voz alienígena,
extraña al éuskera.
La hallamos en el árabe también, a pesar de que no
puede considerarse tampoco clásicamente como tal. El artículo
Al que antecede al nombre es, sin embargo, un innegable vestigio
arábigo. En Las mil y una noches (VII. 27, edición
Habicht), se lee ta-candur-t, refiriéndose a una camisa.
Como las camisas, limpias al menos, suelen ser blancas, de aquí
que candor, candidez, sean sinónimos de blancura, pureza
de alma, como en latín canduris significa también
blancura, con resplandor y luz. Y por metáfora, ingenuidad
y pureza de ánimo, puesto que la blancura es el símbolo,
el color de la inocencia. Candoris es forma, de candere, brillar,
y de aquí se deriva el candore, italiano; candour, francés,
y el candor, italiano y castellano.
El insigne D. Francisco Fernández y González dirigió
una interesantísima y original comunicación al XIII
Congreso internacional de Orientalistas, celebrado, en Hamburgo
en 1902, sobre las concomitancias del vascuence y las lenguas semíticas,
nuevo y curioso aspecto del más arcaico de los idiomas subsistentes.
Nuestro glorioso sabio afirmaba que el vasco era un idioma semítico
por la mayoría de sus elementos, según se demuestra
respecto de la pronunciación de sus palabras, entre las que
hay un gran número de voces semíticas y presemíticas,
es decir, como pertenecientes al egipcio; y también tiene
reminiscencias de dialectos etíopes, berberiscos, asirios,
medas, turcos y otras lenguas turánicas.
Pero según sus propias investigaciones, ninguno de esos idiomas
ejerció tan notable influencia como los idiomas semíticos
históricos, incluyendo el asirio y sobre todo el fenicio
y el caldeo, idioma popular de los. israelitas después del
destierro y cuya pronunciación parece haber sido la preferida
por los vascos.
A la gran copia de palabras idénticas que el Sr. Fernández
y González aducía, puedo añadir yo también
algunas por mi cuenta.
El vasco Azoka recuerda el suk árabe, equivalente á
zoko o soco, que significa lo mismo en ambos idiomas mercado.
Urrak, de donde procede el nombre propio Urraca, es idéntico
al surrak, árabe, que se traduce, y perdón por la
licencia, por ladrón. De él provienen los vocablos
castellanos sarraceno y sarracina, todos los cuales entrañan
la idea del robo, saqueo, pillaje, como el de la ave de presa llamada
también urraca.
Covarrubias lo deriva de Furax y Jungfer, en la página 105
de la versión castellana de sus Apellidos y nombres de lugar
hispano-portugueses, hace provenir sarraceno del plural árabe
Charqin, que significa orientales, y del cual han quedado en España
varios pueblos con ese nombre, como Zarracenos en Oviedo, Monsarracinos
en Zaragoza, Villasarracín en Lérida, habiendo habido
en el siglo XII un Castrum Sarracenicum, mientras que Villasarracino
en Palencia y Gómez Sarracín en Segovia se formaron
del apellido Sarracín. Pero existe un apellido en España,
Cheriguini, que debe reconocer más verosímilmente
la etimología de chergui o charki. También en Francia
hay muchas localidades que recuerdan el paso de los sarracenos,
como una ciudad del cantón de Salins, desaparecido en 1649
por un desprendimiento de monte, que se llamaba Sarcenne; un barrio
de la ciudad de Poligny, Charcigne -Sarceny en patois- reconoce
la misma etimología. El bosque de los sarracenos, el bálsamo
de los sarracenos, Geraize, son otros tantos nombres de lugar que
acusan en Francia, en el Delfinado y Franco Condado sobre todo,
el pasaje arrollador del alud oriental en el siglo VIII.
Otro nombre común al éuskera y al árabe es
Jakim; sabio en el último idioma, que corresponde al vasco:
Jakin, cuya significado, saber, es idéntico en ambos idiomas.
Otra coincidencia singular, que viene en apoyo de la teoría
iniciada por el Sr. Fernández y González, es la expresión
vasca Jaun, Señor, y la persa y tártara Jan, rey,
emperador, señor, soberano, en suma. Y hasta el nombre vasco
de Álava, Araba, coincide con el de la Arabia. Una localidad
vasca, Gemein, recuerda también el Yemen arábigo.
El Uri vasco corresponde al Ili fenicio con que sé denominaban
multitud de ciudades antiguas de España, como Granada, cuyo
antiguo nombre Iliberri, ciudad nueva, equivale al Uliberri actual
que subsiste en multitud de localidades vascongadas y cuyo nombre
ha quedado perpetuado en la sierra Elvira, corrupción de
aquel nombre primitivo También existe en Navarra, Liberri,
contracción del nombre íntegro.
Amar, «diez», proviene verosímilmente de marau
ó maran en berberisco y el primitivo idioma guanche de los
canarios, y lo que es más curioso, en el lenguaje antiguo
de los indios americanos de la Florida.
Ello sería indicio vehemente de la antigua comunidad de relaciones
del viejo continente con la América precolombina a través
del misterioso continente desaparecido de la Atlántida, respecto
de cuya existencia histórica no cabe dudar.
Sobre visibles influencias semíticas en América, tengo
realizado de antiguo un estudio, nuevo y original aspecto para ilustrar
los orígenes americanos. Aunque pudiera extenderme mucho
en la materia, no quiero desperdiciar la ocasión para poner
de manifiesto una sola coincidencia que es decisiva, a mi juicio,
si no vinieran otras muchas etimologías semíticas
más á corroborar mi hipótesis.
Aksa significa «extremo», «extremidad» en
árabe. Así se denomina Marruecos por los musulmanes
Al-Magribal-aksa, que se traduce por El Occidente extremo, porque
los mahometanos, al invadir el Norte de África, denominaron
genéricamente Al-Magrib, «el Occidente», a la
vasta península delimitada por los senos sírticos,
el Mediterráneo y el Atlántico; y la llamamos península
de intento, por considerar el Sáhara, que le sirve de demarcación
meridional, como un mar más, aunque hoy sea de procelosa
arena, y como prueba de la existencia de un mar interior africano
en anteriores épocas geológicas.
De ese gran territorio, a Túnez le denominaron Al-Magrib-al-aula,
o sea El Primero Occidente; a Argelia, AlMagrib-Acha-Charg, esto
es, El Occidente Oriental, y valga la paradoja; y finalmente, como
Marruecos quedaba como el extremo del Occidente del mundo musulmán,
así lo llamaron.
Pues bien; ¿quién no recuerda que el extremo septentrional
de América, que se acerca al estrecho de Behring, se denomina
Alaska, es decir, el Extremo en árabe, salvo una insignificante
metátesis?
Pero el parentesco fonética y de concepto de Alaska y Al-aksa
no fuera de reparar si no coincidieran plenamente en dos regiones
extremas a las que conviene la acepción que el vocablo entraña.
Y así tengo multitud de anotaciones coincidentes y etimologías
semíticas de nombres geográficos primitivos de América.
Pero volvamos al abandonado sendero, tras esta disgresión,
por tierras americanas que, dispensadme, no he podido resistir la
tentación de eludir.
Siento tener que sustentar distinto criterio, en punto al berberisco,
con algunas de las manifestaciones hechas a su respecto por el Sr.
Fernández González, que si vienen a corroborar la
relación con el vasco, no están de acuerdo con el
verdadero lugar que a estos idiomas corresponde. El berberisco,
en efecto, no puede incluirse, como tácitamente hace, en
el grupo de idiomas semíticos.
Por el contrario, cuantos han profundizado en el conocimiento de
sus múltiples dialectos, singularmente el eminente Profesor
de la Escuela Superior de Letras de Argel Mr. René Basset,
Said Boulifa, y nuestro malogrado Fray Pedro de Sarrionandia, han
comprobado la perfecta independencia del berberisco respecto del
árabe, con cuyo idioma convive secularmente, manteniendo
sin embargo su respectiva autonomía filológica. Y
es que el árabe es en el Norte de África, no el idioma
aborigen, sino el alienígena de los últimos dominadores.
Resulta paradoja, pero un marroquí berberisco y un marroquí
de estirpe árabe que no sepan más que sus idiomas,
no se entienden; como no se comprenden un vizcaíno que ignora
el castellano, con otro español. No hay entre ellos la menor
concomitancia filológica.
¿No es ello prueba evidentísima de que es un error
incluir el berberisco entre los idiomas semíticos?
No negamos, no, que los idiomas presemíticos y semíticos
hablados por pueblos tan universales como el egipcio, fenicio, asirio,
caldeo, hebreo y árabe, ejercieran influencia evidente entre
todos los pueblos antiguos. Máxime cuando en el Norte de
África se asentaron los fenicios y cartagineses. Pero aunque
existan voces comunes no se puede pretender el entronque principal
del berberisco ni del vasco con los idiomas semíticos, corno
tan eruditamente propugnó el Sr. Fernández y González.
arriba
CONCORDANCIAS
GEOGRÁFICAS
Es curioso observar cómo las dos ramas iberas
de la península S.O. de Europa y la de la N.O. de África,
aun conservando la misma médula etno y etnográfica,
derivaron hacia rumbos históricos distintos, consecuencia
inevitable de las influencias decisivas que hubieron de experimentar.
Aislados, además, desde fechas muy remotas, vivieron, sin
saberlo, al unísono sin el menor contacto material, como
los relojes que insconcientemente marcan la misma hora.
Así, pues, mientras los iberos norteafricanos siguieron su
senda tribal primitiva caracterizada por el individualismo más
feroz, los iberos sudeuropeos de Occidente fueron perdiendo el régimen
clánico, aun conservando siempre el individualismo, que es
base tradicional de su carácter. Curiosa incorporación
de un pueblo exageradamente individualista, como lo fueron, por
ende, todas las sociedades primitivas, a nuevas modalidades de la
vida.
Hoy día los iberos norteafricanos siguen clasificados en
tribus, distinguidas con el nombre patronímico que lleva
antepuestos los términos indígenas ya ir d codos de
Áit o Ida, en equivalencia de las árabes Ulad y beni,
que se aplican á las tribus de prosapia árabe o berberisca
más o menos arabizadas y que, como es bien sabido, significan
literalmente hijos. También se usa, aunque menos, el término
árabe Ahal, que equivale a Familia.
Se vé, pues, que esos términos tan corrientes en la
toponimia geográfica de los países musulmanes, aun
significando conceptos tan cercanos cuanto opuestos, como padre
e hijos, se emplean indistintamente. De tal modo, que cuando se
dice Ait-Udrar, se expresa exactamente Padre del Monte o de los
del monte, esto es, de los montañeses; en tanto que cuando
en árabe se denomina Ulad-Mansur, dícese Hijos del
Victorioso.
Imposible es buscar concordancias entre vascos y berberiscos en
este respecto, ateniéndonos a las denominaciones tribales,
que debieron desaparecer hace ya mucho tiempo atrás de entre
los pobladores de la Península ibérica, puesto que
derivaron su vida hacia la, sociabilidad dimanente de los núcleos
más o menos importantes de población en vez de hacer
la vida individualista de los berberiscos.
Por eso la Geografía no viene, ciertamente, muy en apoyo
de la actual hermandad vasco-berberisca. Pero no por ello dejan
de señalarse algunas coincidencias en ese terreno.
Así, por ejemplo, Uringa es el nombre del río que
separa el Rif de Yebala, en el que se puede ver el clásico
uri ibérico. Y Uvenga ó Ruvenga era el nombre de una
villa cuya donación al monasterio de San Millán, en
la Rioja, por el Senador Sicorio, confirmó el Rey García
Sánchez, denominado el Trémulo, tercer Rey de Pamplona
y segundo de Nájera, en la era 958 (año, 920). Y recuérdese
que Durango revela la misma estructura que el río marroquí.
Igsasa es el nombre de una bahía en la base de la península
de Tres Forcas del territorio de Kalaia, nombre que hemos transformado
en Cazaza, a donde llegaron las armas de los primeros conquistadores
de Melilla y cuyo título de Marqués está adscrito
a la insigne Casa de Medina Sidonia.
Una altura de la cordillera Ibérica, en la provincia de Logroño
se llama Peña Isasa.
¿Quién no conoce el famoso río Uarga, al Sur
de la cordillera rifeña, que tan empeñadamente se
discutió cuando las negociaciones francoespañolas
para mermar más aún nuestra menguada y empequeñecida
zona de influencia en Marruecos? En su nombre vemos perdurar el
uri ibérico, existiendo un río en España que
también se llama Arga, hasta cuyo nacimiento lleva el P.
Risco, en la página 315 del tomo 32 de la España Sagrada,
a los antiguos pueblos rugones, que también poblaron el histórico
valle del Roncal, solar ilustre de tantas familias navarras insignes
que llevan ese apellido.
Sin decidir esta debatida cuestión, inherente a la localización
geográfica de todos los pueblos antiguos cuyas fronteras
exactas nunca podrán decidirse, señalaré únicamente
la observación, nacida de mi impenitente afición filológica,
de que las letras radicales del río Arga coinciden con las
del pueblo antiguo que verosímilmente impuso nombre a Aragón.
Targa es también el nombre de la capital de la región
de Gomara, al S.E. de Tetuán.
Como última concordancia paralela entre nombres geográficos
berberiscos y vascos, indicaré el balneario llamado de Urberuaga
de Ubilla y el apellido Buruaga con el nombre de la cabila rifeña
de los Beni-Uriaguil, situada frente a nuestro Peñón
de Alhucemas, y a cuyo segundo nombre se da una interpretación
que no satisface plenamente.
En cambio vemos en él el clásico término ibérico
uri como inicial, que puede tener justificación por lo muy
regado que es el territorio que puebla, por dos ríos casi
paralelos, el Nakur y el Gris, que desembocan a poca distancia en
la Marsa-Muyajedin, el puerto de los cruzados, que este es el nombre
marroquí de la vasta bahía sobre la que se alza el
peñón del Príncipe de Monte Sarco.
La vega de Beni-Uriaguil es una de las más extensas y frondosas
del Rif, consecuencia natural de la abundancia de sus aguas, por
lo que me aventuro a señalar la verosímil etimología
vasca de la primera parte de su nombre patronímico.
Burruaga se llama, por ende, una localidad de Álava.
Regresando a la Rioja, después de este viaje, señalaremos
un hecho histórico digno de especial mención. Y es
que el fuero particular que se concedió por los antiguos
señores a todas las villas de Vizcaya, sin excepción,
fue el célebre de Logroño. Ello prueba que conviniéndoles
el fuero de la capital de la Rioja era evidente la analogía
de las poblaciones, la identidad de hábitos, de idiosincrasia,
a la que no puede sustraerse la voluntad consciente de los pueblos.
El dárseles una misma ley para su gobierno y régimen
pone de manifiesto que las localidades de Vizcaya y la Rioja ofrecían
semejanzas en sus costumbres y modos de vida, puesto que el legislador
apreció que a ambas les convenía el mismo reglamento
y asistían los mismos derechos, más aquilatados en
aquellos tiempos con arreglo á las necesidades que de ellos
se sentían.
Pero no se limita esa influencia mutua a la Geografía, sino
que tiene más intensa trascendencia social.
Circunscribiéndonos a una villa riojana, de nombre tan navarro
como Navarrete, vemos figurar como Alcaldes y Gobernadores de su
histórico castillo en el siglo XVI nombres tan vascos como
Arias, Lariz, Vizcaya, Barragán, Arriarán, Belaundia,
Yanguas, Gayangos y Díaz de Fronda; en el XVII, a López
de Zárate, Boliaga, Gamarra, Salazar, Gómez de Butrón,
Marroquín, Zúñiga y Heredia. Y corrientes son,
allá los apellidos Viniegra, Angulo, Samaniego, Loyola, Sáenz
de Buruaga y Gandarias.
Alcaldes corregidores del ilustre Ayuntamiento de Logroño
se han llamado Sagarra y Gamboa, Barrutia, Salazar, Aguirre y Loyola,
Ariz y Orive, Ilarduy, Echaiz y Arriaga.
Y los apellidos vascos son hoy día corrientes en toda la
Rioja. Un pueblo relativamente moderno, puesto que su origen se
remonta á fines del siglo XVIII, llamado Pradejón,
sito en el confín de Navarra, aquende el Ebro, está
formado casi íntegramente por familias apellidadas Ezquerro.
Aransay, Echevarría, Arizmendi, Arza, Apellaniz, Saracibar,
Aréjula, Iradier, Sagasta, Zubizarreta, Ascacibar, Madurga,
Azpilicueta, Baroja, Iturriaga, por no citar más, son apellidos
bien conocidos en la Rioja, y como caso curioso citaré que
en los Portales de Logroño, en el centro de la capital rioja,
se encuentran los siguientes nombres, casi seguidos, a uno y otro
lado de la, calle, sobre muestras y títulos de establecimientos:
Astarloa, Alboreca, Zaldívar, Larrea, Ulargui, Maguregui,
Gurrea, Echevarría, Mendi, Arazuri, Murga, Zabala, Ochoa,
Larra, etc.
Y entre los muchos hijos ilustres nacidos en este benemérito
rincón de España, que por el lugar que ocupa en la
Península viene a ser el corazón de Iberia, se cuenta
al Cardenal Aguirre; a los Arzobispos Soloaga, de Lima, y Samaniego,
de Tarragona; al Obispo Vergara, de León; al General Salazar,
llamado el Cid de la Rioja, cuya casa solariega radica en la villa
vasco-riojana de Herramélluri; otro General llamado Segurola,
al P. Arriaga, al célebre maestro Ortuño, al Marqués
de Orovio, a Ezquerra, a Ibar-Navarro, Ircio, Monazabal, Mecolaeta,
Chavarría, Olaso, Gainza, Lezcano, Gómez de Gayangos,
Bastida y Hernáiz, Beroeta, Urria, González Urria,
Abienzo y Marrón, Lagua, Londoño, Argáiz, González
Larrauri, Orive, Jáuregui, Butrón, Ortúñez,
Bazán y cien más, cuyos nombres vascos resaltan a
primera vista.
Y hasta el nombre de la Basílica principal de Logroño
revela un origen vasco. Pues Redonda es, según Plaza y Salazar,
contracción de erre-d-ona-da, que significa vuelta buena
es, en estricta concordancia vizcaína. Y ronda es contracción,
a su vez, de Redonda, por lo que hacerla, equivale por eso a dar
la vuelta.
La advocación vendría muy bien, puesto que significaría
Nuestra Señora de la Buena Vuelta, esto es, del Feliz Regreso,
mucha más lógica que lo que las materialidad de la
palabra redonda revela, pues de ella sólo se inferiría
una Virgen obesa o una, basílica circular, conceptos ambos
absurdos, ilógicos, reñidos por ende con la realidad.
En muchos pueblos de las Rioja se, dice zarramplín al aprendiz
de un oficio, que es voz, según el citado autor, de origen
vasco, también, como menudamente explica en sus Etimologías
vascas del castellano, páginas 69 y 70.
De todo lo expuesto se infiere que la región de Cantabria
debió estar integrada, no sólo por las actuales Provincias
Vascongadas y Santander, sino por toda la de Logroño y parte
de la de Burgos, sirviendo de límites, naturales la cadena
montañosa que al Sur separa, aquella provincia riojana de
la de Soria.
Dentro de esos límites estaba la capital, la ciudad de Cantabria,
que recibió o impuso nombre a la región cantábrica,
del mismo modo como Tarragona impuso el suyo a toda una vasta porción
de España, y Tingis, la moderna Tánger, a toda la
Mauritania occidental, hoy Marruecos. Recuérdese que todos
los autores antiguos están contestes en señalar a
Calagurris, la actual Calahorra, capital de la Rioja Baja, como
ciudad cantábrica, según se desprende de la propia
estructura de su nombre; así lo señalan Juvenal y
Estrabón.
El río Ebro no fue nunca frontera radical, porque nunca los
ríos fueron líneas demarcatorias naturales pala los
antiguos pueblos, de la misma eficacia que las altas barreras montañosas,
que incomunican al menos durante, gran parte del año. No
así los ríos que fácilmente se trasponen.
No fue, pues, nunca el Ebro marca de la Cantabria antigua, de la
cual la Vasconia, formaba parte integrante, sino que lo fueron las
montañas meridionales de la Rioja, que delimitan una región
homogénea por su fisonomía geográfica y que
abarca hasta las costas del mar llamado, para evidenciar los anteriores
asertos, Cantábrico.
El conocimiento de la Geografía basta muchas veces para sentar
conclusiones, porque los pueblos siguen obedientemente, como las
aguas, el camino natural que les señala el terreno.
Y Cantabria fue el natural baluarte contra el que no pudieron prevalecer
los romanos, y en nuestros mismos tiempos fue también el
centro donde se refugiaron las intransigencias políticas
y espirituales, como si el carácter del habitante fuese un
fiel paralelo de las condiciones del terreno y a lo arisco de los
montes correspondieran las angulaciones del carácter, que
siempre es fama fueron los montañeses tan puntiagudos de
condición como los picos de las sierras por ellos poblados.
Ello justifica la teoría sustentada por Herder de que el
medio ambiente del país moldea el carácter del habitante,
a modo de troquel.
Según Trueba, el vascuence se hay perdido en las Encartaciones
hace muy poco tiempo, y el Sr. Plaza y Salazar tenía el convencimiento
de que en la Rioja se hablaba el éuskera en tiempos históricos
tan recientes como durante el reinado de Alfonso VIII el de las
Navas, cuando los señores de Vizcaya, tenían la corte
de sus dominios en la ciudad riojana de Nájera.
Lástima que tan erudito autor falleciera sin dar a la estampa
los estudios que sobre el particular reiteradamente prometiera y
que arrojaran mayor luz sobre la influencia vasca en la Rioja, que
la que yo pueda dar con este mi generoso, pero insuficiente, intento.
El célebre Barón de Humboldt, en el libro que en 1821
publicó titulado Investigaciones sobre los primitivos habitantes
de España con el auxilio del idioma vascongado, halló
multitud de denominaciones geográficas en toda la Península
que tenían un origen éuskaro. Y aun extendía,
allende el Pirineo, la influencia del vasco en la geografía
de otros países de Europa. Y como conclusión notaba
un próximo parentesco con los idiomas americanos.
¿Y cómo no han de ser todos estos parentescos muy
ciertos, si el insigne filólogo Cejador afirma en su monumental
obra El lenguaje (T. IV, págs. 472-3, 541 y 552), que tras
meditado estudio puede aseverar que el euskaro fue la primitiva
lengua humana, es decir, tomándolo al pie de la letra, la
anterior a la confusión de las lenguas al pie de la torre
de Babel, la auténtica, por lo tanto, que Adán y Eva
hablaron en el paraíso terrenal?
Ya antes se había atrevido a afirmarlo también, aunque
con menos acopio de fundamento, un escondido autor de un Alfabeto
de la lengua primitiva de España, publicado a principios
del siglo pasado, y llamado Juan Bautista Erro y Aspiroz, que hallándose
desempeñando un cargo en la provincia de Soria acometió
las primeras excavaciones hechas en el cerro de Garray en busca
de las ruinas de la Invicta Numancia.
Y antes que todos, el durangués Astarloa,
en su famosa Apología de la lengua vascongada, publicada
en 1803, había dicho también que Adán y Eva,
se hablaron en vascuence, con la misma seguridad como si los hubiera
oído. La publicación de esta obra fue la que movió
a Humboldt a ir a Durango sólo por conocer al citado autor.
Resultado de su visita fue aficionarse a los estudios ibéricos,
publicando su magistral obra Urbewohners Hispaniens.
La antigüedad del euskera, como la lengua más arcaica
que se habla en nuestros días, queda consagrada, y por tanto
todo lo que se relacione con tan interesante idioma tiene un valor
excepcional.
Que el vascuence se hablaba en la Rioja en la Edad Media se presume
con muchos caracteres de verosimilitud. Poco a poco el castellano,
irradiando su influencia por todos los ámbitos de la Península,
ha ido substituyendo el habla anterior de sus pobladores hasta poder
decirse que hoy se habla con caracteres de generalidad en todo el
territorio nacional, salvo algunos islotes montañosos de
Galicia, Cataluña y las provincias vascas. Pero como residuos
del estado anterior subsisten las denominaciones geográficas
como monumentos indestructibles.
Tal es a grandes rasgos el estudio que la toponimia vasca en la
Rioja sugiere, asunto merecedor de que investigadores más
competentes le dediquen su acendrada atención.
arriba
NOMENCLÁTOR
DE DENOMINACIONES GEOGRÁFICAS
VASCAS DE LA RIOJA
POR
Guillermo Rittwagen¹
De tiempo atrás vienen señalandose
por los autores la extensión de los términos vascos
en la toponimia de las regiones vecinas á las Provincias
Vascongadas, como si la interrupción no fuese brusca y radical,
sino gradual, extinguiéndose á medida que la distancia
aumenta, por lo que pudiera aplicarse un principio geográfico
análogo por su funcionamiento al de la gravitación
universal.
Madoz, en la página
836 del tomo XIII de su tan conocido y siempre estimable Diccionario
geográfico-estadistico de España, á pesar
de datar su publicación del año 1840, al ocuparse
de Santurdejo, dice textualmente que : «Según los
vestigios que se conservan, es de presumir que en esta jurisdicción
han existido antiguamente algunos caseríos y ferrerías,
pues se vén grandísimas porciones de escorias, y los
nombres de muchos sitios y montes son vascongados».
En 1915 publicó la revista
Euskal Esnalea, de San Sebastián,
como consecuencia de un concurso de nombres toponímicos,
un trabajo de Vicente de Vidania titulado «De
toponimia vasca. El euskera en Burgos», en que
recogía 190 voces de la provincia de Burgos, partido judicial
de Belorado, términos municipales de Santa Cruz del Valle,
Valmala y Garganchón.
Un territorio burgalés,
el condado de Treviño, esta materialmente envuelto por el
territorio de la provincia de Alava, hasta el punto de que aunque
jurisdiccionalmente sea un islote castellano en plena tierra vasca,
geográficamente y toponímicamente es una región
euskera más.
El mismo año de 1915 se publicó
por la Sociedad de Estudios Vascos de Bilbao un folleto titulado
: «Indicaciones elementales sobre la formación
y los usuales componentes de las voces toponímicas vascas».
En las páginas 8, 9, 12
y 20 van tres notas relacionadas con la Rioja, y de las que
es probable autor el Padre Manuel de Ariandiaga, uno de los cinco
señores que componían la Comisión de Estudios
vascos, iniciadora de la obra de la toponimia. Dicho padre era gran
autoridad en euskeralogía, sobre todo en lo que concierne
á la riojana, por haber residido en la Rioja, en el convento
de la Orden de Misioneros del Corazón de María, de
Santo Domingo de la Calzada.
El diario nacionalista bilbaíno
Euzkadi publicó el mes de Julio de 1919 una copiosa
lista de toponimia euskérica de la provincia de Logroño.
En La Voz de Castilla, de
Burgos, y firmado por Castrillo, se publicó un artículo
referente a la patronimia y toponimia vascas del alto Arlanzón,
del cual da una referencia Euzkadi en su número del 2 de
Enero de 1920.
El Sr. Plaza y Salazar, en una interesante
y curiosa obra titulada «Etimologías vascas del castellano»,
publicada en Bilbao en 1909, da también gran importancia
al tema que nos ocupa, aunque se eche de ver que muchas de sus etimologías
son fantásticas.
Los Sres. Bustamante, Baraibar y sobre
todo el culto Dr. D. Odón de Apraiz, han publicado en la
revista Ateneo de Vitoria muchos trabajos sobre toponimia
riojana del Norte del Ebro.
El Dr. Apraiz publicó además
en el Boletín de la Sociedad de Estudios Vascos,
del 4.° trimestre de 1919, un artículo haciendo referencia
á todo lo conocido en materia de toponimia vasco-riojana,
haciendo benévola mención de los trabajos publicados
por mí en el importante órgano La Rioja,
de Logroño en los días 17, 18, 19 Y 21 de
Diciembre de 1919, que constituyen el núcleo de
este Nomenclátor.
Pero en él sólo
aportaba denominaciones de pueblos, mientras que ahora lo presento
lo más completo posible, recogiendo no solo todos los trabajos
anteriores que en aquellas fechas no había podido consultar,
sino añadiendo los de accidentes geográfico, y, sobre
todo, de localidades históricas ya desaparecidas, de las
que Govantes y Hergueta, en su Diccionario tan estimado y en su
Monografía sobre Haro, respectivamente, traen.
A todo ello añadimos algunas
apreciaciones por nuestra cuenta, por lo que sin el menor estímulo
de inmodestia podemos aseverar que presentamos el más completo
y acabado trabajo sobre toponimia vasco-riojana.
Abalos.- Ayuntamiento del partido de Haro.
Abalcisqueta, en Guipúzcoa.
Albelda.- Todos los autores que se ocupan de esta
localidad, famosa por su cronicón, el primero de nuestra
Historia, siguiendo una corriente general, derivan su nombre de
la etimología árabe al-baida, que se traduce por la
blanca, estando por demás justificado, á causa de
la naturaleza yesosa del terreno sobre el que se asienta.
Y para afirmar su origen árabe, se atribuye su fundación
á un régulo mahometano de Calaborra llamado Muza.
Aunque yo mismo he hecho mención de esta explicación
como muy verosímil al ocuparme de Las etimologías
árabes, creo este lugar adecuado para decir algo más
sobre el nombre, que tal ver pudiera tener también un entronque
vasco.
En efecto; filológicamente es un absurdo fonético
la permuta de una vocal como la i de A1-baida por la 1 de Albelda,
caso que sería excepcional, pues las substituciones fonéticas
siempre se verifican entre consonantes de un mismo grupo: labiales,
dentales, etc., y siempre suelen reconocer una justificación
basada en el principio del menor esfuerzo. Los pueblos, á
medida que se alejan del estado primitivo, caracterizado por el
predominio de la fuerza, de la violencia que se refleja en el lenguaje,
dulcifican paulatinamente su habla á compás de su
condición.
Cierto que existe uu término medio entre el primer Albaida
que se pretende y el actual Albelda, pues efectivamente, el famoso
códice vigiliano se denomina también que albaliense,
albaildense, en cuya segunda acepción coexisten la i y la,
1 de aquellos dos nombres.
Y por ende, en otras regiones de España hay localidades con
ambas denominaciones, como para hacer patente la diversidad de sus
etimologías respectivas. En la provincia de Huesca hay un
pueblo llamado Albelda, y en las de Valencia y Sevilla dos denominados
A1baida, diferenciándose el andaluz con el apelativo Aljarafe.
Ahora bien ; no lejos de Albelda de Iregua, que es el nombre geográfico
verdadero de la localidad riojana que nos ocupa, existe un término
que lo recuerda en el término municipal de Labastida de la
Rioja alavesa, Abalde, cuya relación fonética con
Albelda es más lógica que con albaida; por más,
repito, esté por otro concepto, por el de la blancura, más
justificada la etimología árabe.
Según el diligente investigador Sr. Abalos Bustamante, en
la culta revista Ateneo de Vitoria (4ª época, año
VI, Agosto, 1918, núm. 59, pág. 6), interpreta Abelda
por Ab(e)-Alde=junto al árbol, interpretación que
aunque peca de demasiado genérica no es un despropósito,
como apunta, á su parecer.
Expuestos menudamente todos los antecedentes de AIbelda, quédese
el lector con la que más lógica, se le antoje.
En Tamarite de Litera existe un castillo llamado también
de Albelda.
Alberite.- Ayuntamiento del partido de Logroño.
Aunque la existeucia de la partícula Al parece hacer presumir
un origen árabe, como así lo hacemos constar en su
lugar correspondiente, el Sr. Plaza y Salazar dice que significa
literalmente Alb-erri-ete, convertido en Alb-eri-te por contracción
de alguna de sus letras.
Según esa explicación se traduciría en vasco
«sitio de tierra blanca», lo mismo que el inmediato
pueblo de Albelda en árabe, á causa del color blanquecino
que imprime e1 abundante yeso a las tierras circundantes.
Albiz es en vascuence sinónimo de blancura, de donde se derivó
el albus latino, cuyo origen reconoce, en concepto de la Real Academia
de la Lengua, nuestra alburra.
Pero teniendo en un idioma español, como es el vasco, el
origen de tantas palabras castellanas, resulta un contrasentido
el recurrir á la oficiosidad del latín, que tomó
del vasco lo que los habitantes de España tomaron de primera
boca, de la lengua de los aborígenes ibéricos.
Las etimologías vascas del castellano es tema casi desconocido
por la docta Academia, cuando ya en 1745 el P. Larramendi, precursor
de los estudios filológicos vascos y autor de un Diccionario
trilingüe del castellano, vascuence y latín, decía
que de los 13.365 vocablos radicales castellanos se puede determinar
la procedencia vasca indisputable de 1.951, no superándole
sino el latín con 5.385. Los demás reconocían
su origen griego, árabe, hebreo (fenicio, mejor dicho) y
desconocido.
Es decir, que el vasco ocupa el segundo lugar después del
latín en la etimología castellana.
Roque Barcia no concedía tampoco mayor importancia á
la influencia vasca en el castellano.
Almendara.- Lugar agregado al término de
Haro.
Aunque el prefijo indica un nombre árabe, la segunda parte
se relaciona con la toponimia vasca.
Mendaro en Guipúzcoa; Mendarózqueta en Alava; Mendata
y Mendeja en Vizcaya; Mendavia y Mendaza en Navarra.
El primer término Mend, debe ser una contracción de
Mendi, monte.
Altuzarra.- Aldea del término Ezcaray, del
partido de Santo Domingo de la Calzada. Altubre y Alturriaga, en
Alava.
En el término de la Rioja alavesa, de Labastida, existe una
cañada poblada de vides llamada Atuzarra, que el Sr. Abalos
Bustamante en su Toponimia bastidense (Ateneo de Vitoria, 4ª
época, año VI, Agosto, 1918, núm. 59, página
7) interpreta por pueblo viejo, sin atinar con la razón,
pues ni aun pensando en fáciles alteraciones fonéticas
como Adu-zarra=fortuna vieja, ni en otras más violentas,
halla un dato semántico que satisfaga.
E1 Sr. D. Odón de Apraiz, en una breve pero erudita Addenda
al estudio citado, inserto á su continuación en las
páginas 14-5 del número 60 de la misma revista, establece
muy lógicamente la relación fonética entre
el Altuzarra riojano que nos ocupa con el Atuzarra bastidense, é
interpreta el primer elemento Altu como equivalente de altura y
el segundo, zarra, como el Sr. Abalos Bustamante propone.
Aunque nos parece más sensata la interpretación propuesta
por el Sr. Apraiz, se nos ocurre pensar que tal vez Altu y más
precisamente Atu, sean derivaciones de Ate, puerta, aplicada á
desfiladeros y pasos montañosos, más justificado en
toponomástica, que no las demás traducciones señaladas.
Pero termino mi digresión repitiendo lo que los musulmanes
dicen para estos casos dubitativos : «Solo Dios es omnisciente».
Amunartia.- Aldea del término de Ojacastro,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Amunazrrizqueta en Navarra ; Amundarain-Cearra en Guipúzcoa,
y Amurrio en Alava.
Anguciana.- Ayuntamiento del partido de Haro. Angoza
en Vizcaya, y Anguiozar en Guipúzcoa.
Antoñanzas.- Aldea del término de
Munilla, del partido de Arnedo. Antoñana en Alava; Antuñano
en Burgos; Armañanzas en Navarra.
Añamaza.- Lugar del partido de Cervera.
Añe y Añua en Alava ; Añescar y Añorbe
en Nayarra.
Arazasia.-Monte del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo. Araz en Guipúzcoa, y Arazuri
en Navarra.
Arce = Foncea.- Antigua aldea del término
de Foncea, del partido de Haro.
Arce (dos) en Navarra y uno en Burgos y Santander. Arcental en Vizcaya
; Arceniaga en Guipúzcoa.
Haremos notar la existencia de la región griega de Focea,
recordada por el nombre del término riojano á que
pertenece la localidad que nos ocupa.
Es presumible que dejaran el nombre los colonizadores griegos del
valle del Ebro, donde penetraron hondamente.
Su presencia antigua en la Rioja permitiría inferir la etimología
griega de Haro, deducida de Faro, como supone el P. Risco. Pero
no así la de Alfaro, por estar antepuesto, como innegable
vestigio de su origen, el indispensable artículo árabe
Al.
Arcea es, según Jungfer, nombre personal ibero como sus semejantes
Arcius, Arciana, constando así en las inscripciones romanas
registradas por Hübner en su monumental obra Corpus Inscriptionum
Latinarum (Números 2.680, 5.556, 5.799 y 11.289).
A ellos corresponden en documentos de la Edad Media, igualmente
registrados por el mismo coleccionador en sus Ins. Hisp. Crist.
469, Harce, Arceiz, Garsea y Garsie, de los quee procede el moderno
García.
Arenzana de Abajo.- Ayuntamiento del partido de
Nájera.
El Arenzana de Arriba es una aldea del mismo partido, adscrito al
término de Tricio.
Aranzabe y Aranzazu en Guipúzcoa; Aranarache, Aranaz, Arandigoyen,
Arangozqui, Aramguren y Arano en Navarra; Aranguiz en Alava, y Aranzazu,
Arana, Arandino y Aranguren en Vizcaya.
Arinda.- Localidad citada en la relación
de los pueblos de Haro, contenida en el documento de donación
á San Millán de 7 de Enero de 1075.
CFR. Becerro de San Millán, 56-57. –Códice del
padre Minguella, núm. 243. –Hergueta, Haro, 138.
Arisabel.- Pago del término de Briones.
Ariscuren, Aristregui y Aristu, en Navarra.
Arizta (Nuestra Señora de).- Ermita del
término de San Asensio. Arizta ó Ariceta significa
encina en vasco.
Arizala, Arizaleta, Arizcun, Ariztegui de Garzaín y Arigu,
en Navarra, Ariz en Vizcaya, y Arizanndieta en Guipúzcoa.
Arranomendi = «Monte de águilas».
Denominación citada por Hergueta, Haro, 100.
Arrancudiaga, Arrandi y Arrenturriaga en Vizcaya.
Arrauri.- Concejo antiguo del término de
Haro. Significa «pueblo de gusanos». (Barrón,
30).
Arhaihuri y con el nombre anterior en la donación de Muñio
Nuñez á San Millán en 1104.
Actualmente existen : Arraibi, Arraicos y Arraño, en Vizcaya.
Arraiz, Arraiza, Arraras, Arre y Arreguia, en Navarra.
Arrastaria, Arrechondo y Arreo, en Alava; Arreba, en Burgos.
Arraya de Oca.- Ayuntamiento del partido de Belorado,
provincia de Burgos, en la Rioja castellana.
El mismo nombre y Arrazúa, en Alava; Arrazoz, en Navarra
; Arrazúa y Arrázola, en Vizcaya.
Arrubal.- Aldea del término de Ojacastro,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Arruazo y Arruiz, en Navarra; Arrueta, Arrupain y Arrugaeta, en
Vizcaya.
Arrutia ó Arrupia.- Cuadrilla constituida
por cuatro aldeas del Ayuntamiento de Ojacastro; Tondeluna, Arbiza,
Amunartia y Zabarrula (Euskadi).
Arviza.- Aldea del término de Ojacastro,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Arbizu, Arbeiza, Orbaiz y Orbaiceta, en Navarra; Orbiso, en Alava.
Atamauri.- Aledaño de Haro.
Ategorrieta (puertas coloradas) y Ataún, en Guipuzcoa; Artiega
y Atauri, en Alava; Atamaría, en Murcia; Atela, en Vizcaya,
y Atez, Atondo y Atallo, en Navarra.
Barrón (30) escribe también Atomauri ó Atanauri.
Ate es puerta en vascuence. Sin embargo, se traduce Atamauri por
«pueblos de cepas o viñas».
Se le llama Ilatumauhuri en la relación de pueblos de Haro,
enumerados en el documento de donación á San Millán
de 7 de Enero de 1075.
CFR. Becerro de S. Millán, 56-7.- Hergueta, Haro, 138.
Atayo.- Aldea que existió entre Alberite
y Lardero, hoy destruida.
Esta localidad parece que tiene una prosapia muy antigua y fue nombre
propio en la forma de Ateyo.
Hübner (497 ó 51 k.) registra una inscripción
en un vasija saguntina análoga á la descubierta por
el P. Naval sobre las ruinas de Libia, en la Rioja, y de la que
da cuenta el P. Fita en el Bol. R. A. H., LII, 525.
En la última forma, más que en Atayo, puede descubrirse
el prefijo Ate, puerta.
Ayabarrena.- Aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Aya y Ayete, en Guipúzcoa; Ayarza y Ayazaza, en Vizcaya;
Ayala, en Alava; Ayanz, Ayechu, Ayegui, Ayenas y Ayera, en Navarra.
Barrena significa «ir adentro», como en castellano «barrenar»,
que se deriva de aquella voz vasca.
Ayagote.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
Azarrulla.-Aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Azáceta, en Alava; Azagra y Azanza, en Navarra.
Azcorria.-Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
Azcárate y Azcona, en Navarra ; Azcaratenea y Azcoitia, en
Guipúzcoa; Azcaray, en Vizcaya.
Badarán.-Ayuntamiento del partido de Nájera.
Bedarona, en Vizcaya.; Bedayo y Bedona, en Guipúzcoa.
Bedarán es «yerba», por lo que eso viene á
significar el nombre de la localidad riojana.
El nombre de la población vizcaína se puede traducir
por lo tanto por «yerba buena», sinónimo quizá
de «prado».
Nótese la semejanza con Valdarán con que los naturales
designan el Valle de Arán, en los Pirineos de la provincia
de Lérida.
Bascuñana.- Ayuntamiento del partido de
Belorado, en la provincia, de Burgos, de la Rioja castellana.
El mismo nombre revela por su significación su origen netamente
vasco.
Baya.- Monte del término de Ezcaray, del
partido de Santo Domingo de la Calzada.
Bea.- Literalmente significa en vasco, bajo.
Bearen, Bearzun y Beasoaín, en Navarra; Beasaín, en
Guipúzcoa.
Bergasa y Bergasillas Bajera y Somera ó Alta.-Ayuntamientos
y aldea del partido de Arnedo.
Berganza y Berganzo, en Alava.
Blascuri ó Velascur:-Aledaño de Herramélluri,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Hoy se llama Velasco.
El primer nombre consta en una escritura de 1185, en la que un vecino
llamado Lope Galíndez vendió al Arcediano de la iglesia
de Santo Domingo una casa que tenía en Villaporquera, que
advierte el Dr. Tejada era el actual pueblo de San Torcuato.
La segunda, denominación en una donación hecha el
15 de Octubre de 1194 por Rodrigo de Morales á, la iglesia,
de Santa María de Bugedo, en la que nno de los testigos era
de Velascur.
Ahora bien; la identidad de ambos nombres con el actual Velasco,
es fácil de establecer.
El nombre personal Velasco parece formado por bele, «cuervo».
En un documento del año 1167, citado por A. Luchaire en la
Rev. de Linguistique en 1881, 161, se escribe Belatce; Blasco y
Vasco son contracciones por pérdida de la líquida.
Peroblasco en la misma provincia; Velasco, en Alava, Guipúzcoa
y Soria; Velategui, en Guipúzcoa (en vascuence =habitacibn
de Velasco); Villavelasco, en Lérida; Velascálvaro,
en Valladolid; Blasco, en Huesca; Blascomillán, Blascosancho
y Blascomoro y Mingoblasco, en Avila; Torreblascopedro, en Jaén.
Bonicaparra.- Aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Brieva.-Ayuntamiento del partido de Nájera.
Cítalo como vasco el Sr. Plaza, v Salazar en sus Etimologías
vascas del castellano.
Briones.-Ayuntamiento del partido de Haro.
Cítalo también como vasco el autor antes mencionado.
Briones parece ser el nombre sincopado de la denominación
antigua de los riojanos : berones.
Bucesta.-Aldea del término de Jubera, del
partido de Logroño.
Buzarra.-Aldea del término de Robres, del
partido de Arnedo.
Es el mismo nombre vasco que ostentan las Alpujarras, cuyo nombre
aparece influído por el artículo árabe Al.
Cahia.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
Cahieces, en Vizcaya, y Cahia, en Burgos.
Calahorra.- E1 nombre antiguo de esta importante
localidad era Calagurris, de indisputable estirpe vasca.
Caparrito.- Localidad que perteneció al
término de Haro. (Hergueta, 101).
Caparroso, en Navarra.
Carra=Zarratón.- Localidad que perteneció
al término de Haro. (Hergueta 101).
Carral en Vizcaya.
Carracuchato.-Localidad que perteneció al
término de Haro. (Hergueta 101).
Carranzo ó Garranzo.- Aldea
del término de Poyales, del partido de Arnedo.
Carranza, en Vizcaya.
Cellorigo.- Ayuntamiento del partido de Haro.
El ori medial pudiera ser un vestigio de uri.
Cerratón de Juarros.- Ayuntamiento del partido
de Belorado, en la provincia de Burgos, de la Rioja castellana.
Este nombre es análogo al Zarratón (de la provincia
de Logroño. Govantes escríbelo también Cerratón.
Cihuri.- Ayuntamiento del partido de Haro.
Antes se llamó Zifiuri, como consta en la donación
que hizo el año 947 el Conde Fernán González
del Monasterio de San Juan Bautista de dicha localidad al de San
Millán.
En la relación de pueblos de Haro enumerados en el documento
de donación de 7 de Enero de 1075 á San Millán,
se dice Zufihuri.
En la donación del Infante Paduleja al mismo Monasterio en
1095 se mencionan tierras de Zofiuri.
Con el nombre de Zophiuri se le cita en la carta de composición
y avenencia del Obispo de Calahorra con el Abad de San Millán
el 27 de Septiembre de 1163.
En la donación de los Reyes D. Sancho y Doña Placencia
de una granja de Urturi, un lugar de Zagazahar que ahora llaman
Zaharra y es un término cerca de Giguri (Sandoval).
Así se le dice también en el año l077, en que
el Abad de San Millán, Blas, se queja á Alfonso VI
de Gonzalo y Pelayo Sarracinez, vecinos de Ciguri, porque se negaban
á servir en las labores como los demás colonos.
Llorente, en el núm. 96 de sus Apéndices, publica
la donación que en 1101 hacía de su herencia, en Sotihori
juxta Aiigustiana para el Monasterio de Nájera, Tota Lopizy,
su hija María.
También se dijo Socihuri y Soturi, á través
todas las variantes se trasluce la identidad con la moderna Cihuri,
subsistente hasta nuestros días.
Cihuri tuvo su fuero, que lleva fecha de 16 de Julio de 1168.
Zofi-uri significa en vasco Villa del Puente, por demás justificando,
pues esta situación á modo de puente en la confluencia
de los ríos Oja y Tirón.
(Ceánuri, en Vizcaya, antigua merindad de Arratia).
Cilbarrena.- Aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Govantes escribe Zabarrena. Cilbeti y Cildoz, en Navarra.
Ciriñuela.- Aldea del término de
Cirueña, del partido de Santo Domingo de la Calzada.
El iri medieval recuerda el término ibérico análogo
al uri. Ciriano, en Alava, y Cirija, en Navarra.
Cirueña.- Ayuntamiento del partido de Santo
Domingo de la Calzada.
El término medial iru, metátesis probable del uri,
se manifiesta mucho en la toponimia vasca.
Irujo, Irullegui, Iruñuela, Irure, Irurita, Irurozqui, Irurre,
Irurzun, en Navarra; Irún, Irura, en Guipúzcoa; Iruña,
Iruraiz, en Alava; Irusta, en Vizcaya.
Cobabalza.- Significa «Cueva oscura.».
Existen tres Zabalza en Vizcaya.
Corera.-Ayuntamiento del partido de Arnedo.
Corella, en _Navarra.
Cores.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
En la relación de pueblos cercanos á Haro, mencionados
en el documento de donación de 7 de Enero de 1075. se sitúa
á uno llamado Coreca, frente a Cihuri, que debe ser el mismo
que nos ocupa.
Cfr. San Millán. Becerro, 56-57.-Códice del P. Minguella,
243.
Cuzcurrita de Río Tirón.-Ayuntamiento
del partido de Haro.
Tanto en esta villa como en sus homónimas Cuzcurrita de Juarros
y de Aranda de la Rioja castellana ó burgalesa, puede verse
una nueva derivación del uri en su forma antigua, como en
Calagurris, Grecurria, etc.
En Aragón existe un Coscurita, por el que se vé la
indiferencia con que se da el uri ó urri en unos mismos nombres,
ya que la identidad de concepto de Cuzcurrita, con Coscurita es
evidente. Se traduce por «bellota pequeña» en
vasco.
Cuzcurritilla.- Aldea de Haro.
Chilizarrias.- Altura de 1826 metros, en el término
de Ezcaray.
Muestra el nombre el ili ibérico y el zarra ó zearra
vasco, más justificado este término que aquél
por no tratarse de ninguna entidad de población, sino por
el contrario, de un accidente orográfico.
En el término de Bilbao hay un monte llamado Pagazarri.
Desparriturri.- Nombre de una fuente en el término
dé Ezcaray, como consta en la escritura, de donación
de la ermita de Nuestra Señora de Ubaga al Monasterio de
Valvanera por Alfonso 1 de Aragón.
CFR. Llorente, núm. 87 de, la parte 3ª de la Colección
diplomática para las Not. de las tres Prov. Vasc.
Escarza.- Aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Ezcaroz, en Navarra, y Ascarza, en Alava y Burgos.
Espurgaña.- Aldea del término de
Ezcaray, del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Gania, en vasco, es sinonimo de altura.
El apellido Egaña es corriente en las Vascongadas, pero no
existe localidad geográfica con ese nombre.
El ur medial puede relacionarse con el uri. Y
el Es inicial tal vez sea contracción de Aiz,
quedando el nombre descompuesto en tres elementos.
Es-p-ur-gaña= Peña-pueblo-alta, ó
lo que es lo mismo, pueblo alto de la peña.
Ezcaray.- Importante población del partido
de Santo Domingo de la Calzada.
La filiación netamente vasca del nombre de esta villa, queda
establecida en el estudio que precede al Nomenclátor.
Siendo Ez contracción de Aiz, y significando
garay, «altura», el nombre de la localidad
viene á significar por lo tanto Peña alta, que le
conviene por el país montañoso que le rodea.
Azcaray, Garay, Garay-Beraza, Garayolce, y Garayolza, en Vizcaya;
Garayoa, en Navarra, y Garayo, en Alava; Garray, en Soria, en las
inmediaciones de la antigua Numancia, en 1a vertiente meridional
de los montes que delimitan al Sur la provincia de Logroño,
hasta donde se manifestaba, por lo que se vé, la influencia
vasca.
Ezcabarte, Ezcaniz, Ezcay y Ezprogui, en Navarra; Ezquioza y Eztala-Aldea,
en Guipúzcoa.
Ezcaray parece contracción de Etxe ó Echegaray, que
significa casa elevada, esto es, casa situada sobre una
eminencia; ó bien el prefijo Ez, pueda ser corrupción
de Aiz, «peña». Viniendo a significar
por lo tanto peña alta. Ambas acepciones pueden
convenir á la localidad riojana que nos entretiene.
Ezquerra.- Lugar del término de Villagalijo,
del partido de Belorado, en la Rioja castellana.
La filiación vasca de Ezquerra es evidente. Significa literalmente
izquierda, cuyo nombre castellano revela, por su fonética
su verdadero origen éuskaro. Pero tal vez tenga en esta localidad
distinta significación.
El apellido Ezquerro abunda en la Rioja, sobre todo en Pradejón,
pueblo del partido de Calahorra.
Ezcurra, en Navarra, y Ezquerecocha, en Alava.
Formazaha.- Localidad citada en la relación
de los pueblos de Haro, contenida en el documento de donación
á San Millán de 7 de Enero de 1075.
CFR.- San Millán. Becerro, 56-57.- Códice del Padre
Minguella, núm. 243.- Hergueta, Haro, 138
Galbárruli.- Ayuntamiento del partido de
Haro.
El uri se manifiesta claramente en la terminación
mediante una permuta corrientísima de la r por la
l.
En el censo de 1588 se denomina más aproximadamente Galbarrarrure,
como en la fonética guipuzcoana.
Galbarra es en vasco la ganga del mineral.
En Galbárruli termina la serie de poblados de la Rioja alta,
distinguidos con el sufijo uri, con el que se identifica
el uli final, como lo prueba que en Ms. 63 de la B.N. se
le llama más marcadamente Galbarruri.
Ga1dames y Galdacano en Vizcaya; Galdeano y Galúroz, en Navarra.
Garay.- Montículo del pueblo de Sotés,
del partido de Logroño y cuadrilla constituida por las siguientes
aldeas del Ayuntamiento de Ojacastro: Santasencio, Ulizarna, Uyarra
y Escarza (Euzkadi).
Garay en vascuence es «eminencia». Véase EZCARAY.
Germúa.- Barrio de Ezcaray (Euzkadi).
Goreca.- Localidad del termino de Haro. Significa
«Encina y a un lado del río». Se la cita con
k en la donación de Nuño González,
Señor de Revendica, de varias heredades que poseía
en la localidad á San Millán.
Corocica (2), Gorordo, Gorostiza, Goray, Gordejuela, Gordon, Górgolas
y Górliz, en Vizcaya.
Gordelliz y Gordoa, en Alava. Goribas, Goronaeta y Gorostarzu, en
Guipúzcoa. Gorostapolo, en Navarra.
Grávalos.- Ayuntamiento del partido de Cervera
del Río Alhama.
El antiguo nombre de esta loca1idad, Grecurris, revela
un origen vasco-helénico curiosísimo, pues la primera
partícula parece referirse á los griegos y la segunda
al termino vasco uri, aplicado á ciudad. Grecurris
viene á significar muy claramente «ciudad de los griegos»,
seguramente porque debió ser un importante emporio helénico
durante la fase de la colonización griega del valle del Ebro.
Guisalza.- Localidad que perteneció al termino
de Haro. (Hergueta. 101). Guizarza y Guizaburuaga, en Vizcaya.
Gurrindo.- Nombre local en el termino de Haro.
(Hergueta, Haro, 101).
Gurpegui, en Navarra, y Gurendes, en Alava.
Herramélluri.- Ayuntamiento del partido
de Santo Domingo de la Calzada.
También se le conoce por Remélluri en documentos y
mapas antiguos.
El nombre castellano que tenía esta villa era Vega del Río
Tirón, á cuyas frondosísimas márgenes
está asentado, en la confluencia de su afluente el río
Láchigo.
El Herra inicial puede ser el arra con que comienzan infinidad de
1ocalidades de las provincias vascas ó contracción
de sarra.
Herrán, Erreclade y Errecarte, en Vizcaya.
Errazquin, Errazu, Errea, Erreca, Erroz y Erro (dos), en Navarra.
Erreca, en Guipuzcoa y Herramel, en Burgos.
Según el P. Fita (Bol. R. Acad. de la- Hist., III,
134), Herramélluri debe decir «tierra yerma ó
de páramo», que le cuadra bien mal por lo frondoso
del emplazamiento.
Menos mal que al final del tomo, en las erratas, aclara el error,
impropio de tan autorizado vascófilo, y traduce: «Villa
de Herramel ó Villa- Ramiel», etimología que
se nos antoja igualmente desacertada.
En el manuscrito D-63 de la Biblioteca Nacional se le llama Ferramélluri,
que parece querer establecer cierta conexión con el hierro,
y de haberla seguido el P. Fita, tal vez hubiera traducido por «Villa
de hierro», suponiendo la existencia de minas en sus cercanías,
Pero como conocedor que soy de la localidad y sus alrededores, puedo
asegurar que no existen tales minas, ni aun siquiera las aguas abundantes
que circulan por su término son ligeramente ferruginosas.
Hormazal.- Sierra meridional de la provincia, en
los límites de la de Soria.
Ormaza, en Vizcaya; Ormizana, en Alava, y Ormaiztegui, en Guipúzcoa.
El apellido Ormazabal es frecuente en las Vascongadas.
Huribarri.- En la relación de pueblos de
Haro citados el documento de donación de 7 de Enero de 1075
se hace mención de este pueblo, identificándose con
Urturi.
Uribarri, nombre muy frecuente en la toponimia vasca, tradúcese
fácilmente por «Villa-nueva». Véase URTURI.
CFR.- San Millán. Becerro, 56-57.- Códice del P. Minguella,
núm 243.
Igay.- Caserío de los alrededores de Logroño.
El mismo nombre en Alava y Navarra; Igartúa, en Vizcaya;
Igal, en Navarra. Ybai es río en vasco.
Igea.- Ayuntamiento del partido de Cervera del
Río Alhama.
Aunque pudiera ser vasco este nombre, también tiene caracteres
de latino.
En la duda de su verdadera filiación, lo incluyo con la consiguiente
salvedad.
Iguarricha.- Nombre citado como existente en los
alrededores de Ezcaray, como consta en la escritura de donación
de la ermita de Nuestra Señora de Ubaga al Monasterio de
Valvanera, hecha por D. Alfonso I de Aragón.
CFR. Llorente. Núm. 87 de la parte 3ª de la Colección
Diplomática para las Not. Hist. de las Prov. Vasc.
Ilera.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
Iregua.- Aunque Govantes da una etimología
latina al nombre de este importante río riojano, creemos
posible sea una nueva forma del uri ibérico, con toda justicia
aplicado.
En el voto del Conde Fernán Gónzalez se le denomina
más aproximadamente Iruega.
La explicación que da Govantes, derivando el nombre de1 río
del latín irrigare, por las irrigaciones que se
derivaron siempre del fecundo río, conviene á todos
los ríos cuyas aguas se aprovechen para riegos.
También pudiera relacionarse con el nombre ir, que en vasco
se da al número 3.
Antes se llamaba á este río Bero que en éuskaro
es caliente, aunque pienso que nunca se distinguió el río
por la temperatura de sus aguas.
Iturrica.- Nombre citado como existente en los
alrededores de Ezcaray en la escritura de donación de la,
ermita de Nuestra Señora de Ubaga al Monasterio de Valvanera,
hecha por D. Alfonso I de Aragón.
CFR. Llorente, núm. 87 de la parte 3ª de la Colección
Diplomática para las Not. de las tres Prov. Vasc.
Iturrimurri.- Nombre de una fuente en los alrededores
de Haro.
Iturri es fuente y el sufijo tiene la forma antigua, por lo que
el nombre se puede traducir por Fuente-ciudad, literalmente.
Dado que no existió núcleo de población en
su derredor, debe entenderse como fuente de la ciudad,
de Haro, que es la más, próxima, y no ciudad de
las fuentes, como viene á significar el nombre berberisco
de Tetuán, Titauin, plural de Tit, que es fuente ó
manantial en los dialectos cheljas del Norte de Africa. Sin embargo,
hay quien traduce Iturrimuri por, «fuente baja».
Ituren, Iturgoyen, Iturmendi, Iturrericatu, en Navarra; Iturrate,
Iturreta, Iturribálzaga é Iturrigorri, en Vizcaya
; Iturrioz, en Guipúzcoa.
Laco.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101). Lacorzana y Lacoznonte, en Alava.
Laigarra.- Pago del término de Briones (Salazar).
Laguna.-Ayuntamiento del partido de Torrecilla
de Cameros.
Antiguamente se le denominaba Lagona, cuya terminación la
relaciona con la toponimia vasca, ya que la interpretación
literal de su nombre actual no esté justificada por no existir
ni haber existido laguna alguna ni aun en sus cercanías.
En cambio el sufijo ona, que en vasco significa bueno,
está extendidísimo en la toponimia, no sólo
de las Vascongadas sino de toda España, singularmente a lo
largo de los Pirineos, á entrambos lados, que parece ser
la zona clásica de los nombres geográficos distinguidos
por el precitado sufijo.
Recordemos que los nombres de las principales capitales de Cataluña
se distinguen así, como Barcelona, Tarragona y Gerona.
En Alava, tenemos Garona, Garonna y Gaonna; Iscona, Axona, Igona;
Maranchona, monte y fortaleza antigua de Berrueza, Letona, Eztarrona,
Alarona, Ijona, Ondona, Aramayona y Argandona.
En Vizcaya, Uriona, Lemona, Durañona, Lejona, Artecona, Azcona,
Licona, Mallona (cementerio de Bilbao).
En Guipúzcoa, Villabona, Cestona y Arrona. En Navarra, Pamplona,
Artajona y Larraona.
En Barcelona, Tona, Badalona, Cardona, Vallbona, Argentona, Llerona.
En Tarragona, Ulldecona y Vallfogona.
En Lérida, Aitona, Casanabona, Guisona, Isona, Vallfogona,
Vallbona, Solsona y Torreserona.
En Gerona, Vallfogona.
Existen además en Cataluña la Puerta de Costabona,
en el Pirineo catalán, y Gellona y Sabassona.
Pero el sufijo, aunque se localiza de preferencia a lo largo del
Pirineo, como por la anterior enumeración puede observarse,
se extiende sin embargo su área geográfica á
toda España.
Así tenemos Estepona y Archidona, en Málaga; Carmona,
en Sevilla; Arjona, en Jaén; Chipiona, en Cádiz; Barona
y Vallibona, en Castellón; Razbona y Barbatona, en Guadalajara;
Urona, en Murcia; Vayona, Jijona, Grillemona, en Alicante; Escalona,
en Segovia y Toledo; Gurona y Escalona, en Canarias; Artsona y Escalona,
en Huesca; Arabayona y Tarazona, en Salamanca; Tarazona, en Zaragoza
y Albacete; Sabasona, en Cáceres.
Cazlona era un pueblo de Andalucia, según Laguno (368).
Pero el área del sufijo puede decirse universal, y se da
también en 1a vertiente septentrional de los Pirineos como
la mas clásica región de la terminación ona.
Tenemos, en efecto, en Francia: Bayona, Carcasona, Narbona, Garona,
Argona, Divona (hoy Cahors) y la clásica Sorbona.
En Italia, el catálogo es copioso: Ancona, Arona, Belona
(Puerta antigua de A1atri), Bivona, Colonna, Cortona, Cremona, Gopgona,
(isla cerca de Liorna), Ortona, Savona, Solmona, Tortona, Barcellona,
Verona.
A la otra orilla del Adriático, Valona.
En Alemania, Altona, y Ratisbona.
En Suiza, Bellinzona.
En América, Arizona.
En Africa, y para agotar el tema, Sierra Leona, Bona é Hipona,
la sede episcopal de San Agustín.
En Barcelona existe una Mediona, que más bien parece una
forma corrupta del Medina árabe.
Según Idacio, el nombre antiguo de Lisboa era Ulixipona,
que revela la presencia del prefijo Uli, unido á una forma
parecida á Chipiona.
Otros nombres terminados en ona son: Arcillona (Marquesado), Allona
(apellido), Anglona (principado de la Casa de Osuna), Arcona (ap.),
Autrigona. (ciudad antigua), Barona (ap.), Bellona (Diosa), Bona
(ap. citado como ciudad antigua por Humboldt, 31), Dodona (ciudad
mitológica del Épiro), Dertona (Plinio), Cp. 7O, lib.
III, ed. Didot), Egilona (mujer del Rey D. Rodrigo), Espona (ap.),
Fombona (ap.), Gaona (ap.), Gorgona, Latona (Diosa), Lisbona (ap.),
Madrona (ap.), Masona, (Metropolitano de Mérida), Matarrodona
y Matorrodona (ap.), Obiona (nombre en un ara de Estollo), Olona
(ap.), Osona, (ap.), Pomona, Salona (ciudad donde se retiró
Diocleciano, y Condado catalán), Sanona (ciudad antigua),
'I'aramoina (apellido), Trigona (Condado del siglo XVIII), Urquinaona
(ap.) y Vindobona (ciudad antigua sobre el Danubio).
Un sufijo análogo se da también mucho en la designación
de antiguas tribus ibéricas. Vascones, Autrigones, Brusaones,
Pelendones, Rucones ó Rugones, Codones, Ausones, Invernones.
Los habitantes de la Rioja eran los berones, y según Estrabón
dicha región se llamó Luconia y sus habitantes lucones.
En Italia abundan también las terminaciones análogas:
Castligione, Tavarone. Carlone, Franzone, Moracone, Sirmione, etc.
Por último, la terminación ona ha quedado consagrada
en castellano como la expresión de lo bueno con exceso, como
conviene al espíritu del vocablo en vasco. Casona, butacona,
guapetona, comilona, etc., son conceptos que indican la bondad de
las cosas expresadas.
Vino bueno significa Vino Ona..
A tanta digresión, hasta creer haber agotado el tema, nos
ha conducido la antigua denominación del pintoresco pueblecito
riojano de Laguna de Cameros.
Larra.- Pago del término de Briones.
Larra, Larrazabal, Larragueta, en A1ava; Larrabeyra, Larrajauregui,
Larrauri, Larrazabal, en Vizcaya.
Lárraga, Larragueta, Larrainzar, Larrangoz, Larraong, Larrasoaña,
Larraim, Larraños (2), Larraya, Larrayoz, en Navarra; Larraul,
en Guipúzcoa.
Larreiuri.- Según un trabajo de Echalar,
publicado en la «Geografía del país vasco».
tomo de Navarra, el nombre antiguo de Naharruri (Casalarreina) era
éste, que significa literalmente «Pueblo de la Reina».
En efecto, para transformar Larrei en ello basta añadirle
1a sílaba na, por lo que a menos que reina se diga en vasco
lo mismo, se nos antoja poco éuskera este nombre, creyendo
lo es más Naharruri ó Naharrauri.
Larriba.- Ayuntamiento del partido de Torrecilla.
Larrimbe, Larrinoa y Larrinzar, en Alava : Larrinaga, en Vizcaya;
Laurino, en Guipúzcoa y Larrión en Navarra.
Laturce.- Monte cercano al lugar donde la tradición
dice libróse la fabulosa batalla de Clavijo. Análogo
á Turza. Véase.
Legarda o Ilegardia.- Nombre de una ermita, del
término de Orhánduri, del partido Haro.
Laguardia, Gardea, Gardélegui y Legarda, en A1ava; Legarda,
Garde y Gardalaín, en Navarra.
Leza.- Ayuntamiento y río del partido de
Logroño.
El mismo nombre y Lezama, en Alava; Lezo, en Guipúzcoa; Leiza,
Lezaeta y Lezaún, en Navarra; Lezaña en Burgos.
Leiza en vasco es sima, por lo que el nombre de este pueblo riojano
está, justificado, no por estar situado sobre una sima, sino
al contrario, al pie de un imponente desfiladero, á cuyos
pies corre el río Leza, que distingue a este pueblo con el
redundante nombre de Leza de río Leza.
La carretera que de Logroño enlaza con la del Puerto de Piqueras,
bordea los peligrosos barrancos que en forma de anfiteatro rodean
al pintoresco Leza.
Es, pues, una verdadera sima, por la que parece se ha desplomado
el humilde caserío del pueblecito riojano.
Logroño.- En opinión del erudito
Sr. Plaza y Salazar, su filiación vasca no ofrece ningún
género de dudas.
Con el nombre de Loroño, dice, hubo en Larrabezúa
dos casas armeras, siendo muv frecuente el apellido en las Vascongadas.
El primer elemento Lo, lo traduce fácilmente por «dormir».
Y en cuanto al resto, recuerda que oña significa pie.
Aunque pareciera que la inmediata consecuencia sería decir
que Logroño significaría, tanto como pie dormido,
como quiera que la explicación sería absurda, recurre
á una disquisición muy ingeniosa y erudita, aunque
en mi concepto bastante fantástica, en cuyo vicio incurre
todo el que quiere dar explicación literal de los primitivos
nombres cuyo origen se pierde en la consabida lejanía de
los tiempos.
Y acaba afirmando que el nombre de la capital de la Rioja significa
testualmente «al pie de los que duermen». Bien es verdad
que á seguida pide indulgencia al lector.
Y explica esta original etimología diciendo que Logrono fué
fundada por los supervivientes de la destruida ciudad de Cantabria,
cuando fue arrasada por el rey Leovigildo, los cuales bajaron del
cerro donde se asentó. Por eso, habiéndose fundado
Logroño al pie de la antigua metrópoli de Cantabria,
le pusieron tan metafórico nombre en conmemoración
de los deudos y parientes que dormían el sueño eterno
entre las ruinas de la arrasada ciudad.
Yo, sin entrar en digresiones para fundamentar esta ú otra
opinión, de tantas como se han dado en pro del nombre de
Logroño, para lo que carezco de la suficiente competencia
y elementos de juicio racionales, me limito á consignar la
existencia de los siguientes nombres, en los que la eñe inicial
ó final interviene como distintivo, al igual que en Logroño,
en denominaciones de las regiones vecinas.
Y son : Orduña, Oñarte y Begoña, en Vizcaya
; Oñate en Guipuzcoa, y Oña, en Burgos.
La tan traída sierra de Toloño es otro ejemplo característico
del término, significado además por la primera parte
del nombre, que igualmente conviene a la villa guipuzcoana de Tolosa.
Otras localidades con análogos sufijos son: Coruña,
Santoña, Tuña, Taragoña, Baroña, Doroña,
Borgoña (Gerona), Piloño (río de Asturias).
Lomos de Orios (Santuario de Nuestra Señora
de).
Situado en la cúspide de la sierra de Cameros, en el término
de Villoslada.
Aunque se le denomina de los Lumbos de Oro ó Los Modorios,
decúbrese en los términos finales el clásico
término vasco-ibérico uri.
Orio, en Guipuzcoa; Oricaín, Orisoaín y Oríz,
en Navarra .
Lozalaya.-Antigua aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Loza, en Alava y Navarra.
Luezas.- Ayuntamiento del partido de Torrecilla
lle Cameros. Puede ser una transformación de Leza.
Matulleri.- Pago del término de Haro. Maturana,
en Alava. Motulleri ó Mutulluri, según Hergueta (p.
101).
Maurucuri.- Véase MORCURI y MORICO.
Mauruzurri.-Véase -MORCURI y MORICO.
Mendicu.- Pequeña villa que existía
entre Casalarreina y Puleja, mencionada en 1070. (Hergueta, Haro
138-9).
Mendigorna.- Localidad que perteneció al
término de Faro. (Hergueta, Haro, 101).
Mendiguena.- Pago del término de Briones.
Mendialdúa, Mendieta, en Vizcaya; Mendibil, Mendieta, Mendiguren,
Mendijur, Mendiola, Mendizábal, en Alava; Mendieches, Mendiola,
en Guipúzcoa; Mendigorría, Mendilibarri, Mendinueta,
Meudioroz, Mendivil, en Navarra.
Mercuri y Murcuri.- Véase MORCURI y MORICO.
Micalanda.- Pago del término de Haro. Significa.
prado de maricas. Según Hergueta, dícese también
Bicalanda.
Monjia, La.- Lugar del Ayuntamiento de la Santa,
término de Torrecilla de Cameros.
Munguía, Mundaca, Muncharas, Munditibar, en Vizcaya.
Morcuri.- Pueblo existente hasta 1476 al Norte
del Oreca, hacia, el camino de Haro á Sajazarra. (Hergueta,
Haro, 138).
En las escrituras se la denomina también Morico, Manruzurri,
Maurucuri, Murcuri y Mercuri.
Es curioso señalar que en la Mauritania Tingitania existía
una localidad en tiempos de la dominación romana denominada
también con este último nombre de Mercuri …
Con el nombre de Maurucuri se cita en la carta de composición
y avenencia del Obispo de Calahorra con el Abad de San Millán
el 27 de Septiembre de 1163
Morico.- Localidad del término de Haro,
consignada en el documento de donación a San Millán
el 27 de Enero de 1075, como consta en los folios 56-7 del Becerro
de San Milltín. Códice del P. Minguella, núm.
243.
Hergueta (138) lo identifica con Morcuri. Véase.
También se le menciona en la donación de Nuño
González, Señor de Revendica, á San Millán
de varias heredades que poseía en Morico en 1088.
En otros documentos se la llama indistintamente Mauruzurri, Maurucuri,
Murcuri y Mercuri.
Munilla.- Ayuntamiento del partido de Arnedo. La
partícula Mun se repite mucho en las Vascongadas.
Munaín, en Alava; Munarriz, Muneta y Muniaín (2),
en Navarra, y Muncharas, Mundaca, Munditivar, Munguía y Muniátegui,
en Vizcaya.
Mureuri.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 103).
Murillo de Río Leza.- Ayuntamiento de Logroño.
Murillo de Calahorra ó Murillejo.- Aldea
del término que le caracteriza.
Hay Murillo sencillo y de Berrova, el Cuende, el Fruto, de las Limas
y de Lónguida, en Navarra.
Muro de Aguas.- Ayuntamiento del partido de Arnedo.
Muro de Cameros.- Idem del de Torrecilla.
Aunque muro es palabra incorporada al castellano, abundan mucho
en las Vascongadas los términos geográficos que se
inician por ella.
Murrieta, Murtaza, Murueta (2), en Vizcaya; Muru-Astrain, Muruarte
de Reta, Murugarren, Muruzabal sencillo y de Andión, en Navarra,
y Murúa, en Alava.
Y sobre todo perdura en el fatídico, Monte-Muru ó
Muru.
Estas dos acepciones, significan colina en vasco.
Naharrauri.- Nombre antiguo de Casalarreina. Najurieta,
en Navarra. Recuérdese el apellido Naharro.
En 1104 Munio Nuñez dona á San Millán una serna
en Nahaurruri. Naharrauri se 1e denomina en una donación
á Santo Domingo por Nuño de Cihuri de una viña
en 1136. Naharruli, en el fuero de Cerezo de 1146. Naharruri, en
la donación hecha el 13 de Junio de 1159 por Rodrigo Núñez
á San Millán. Nafarruri, en la de 13 de Noviembre
de 1070 y en la de 1098 sobre Pauleja.
Se traduce por «pueblo de pieles ó ganados».
Véase también LARREIRURI.
Navajún.- Ayuntamiento del partido de Cervera
del Río Alhama.
Subsiste el término vasco Nava, que caracteriza
á Navarra y á las numerosas localidades de toda España
que comienzan por esas dos sílabas.
Astarloa, en su Apología de la lengua vascongada,
dice en la página 246 que «el primer miramiento que
se ha tenido y se tiene por los vascongados para poner nombre á
los terrenos ha sido la misma posición, y de este modo, si
era llano, espacioso, llamábanle naba, nabia, que significa
anchura».
De esa voz vasca proviene la castellana nave, aplicada á
la anchura interior de los edificios.
Navalsaz.- Aldea del termino de Poyales, del partido
de Arnedo.
Aplícasele el mismo razonamiento anterior, en cuanto á
la primera parte del nombre. En lo que hace al segundo, Saz, se
da en varias regiones de España, incluso en Navarra, en Saso,
Sasomaín y Sastuya. Saz se apellidaba el Catedrático
del Instituto de Málaga, cuyas asignaturas de Geografía
e Historia estudié en los ya 1ejanos años de mi Bachillerato.
Navarrete.- Ayuntamiento del partido de Logroño.
El origen navarro no puede ser más evidente.
Cítalo así el Sr. Plaza y Salazar, que era natural
de esta villa.
El mismo nombre se da en Alava y otras provincias de España.
Negueruela.- Aldea del termino de Cidamón,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Cítalo como vasco el Sr. Plaza y Salazar. Neguri, en Vizcaya.
Ochanduri.- Ayuntamiento del partido de Haro. Ochandiano
y Ocharán, en Vizcaya; Ochagavía, en Navarra.
Otz es «frío» en vasco, por lo que Ochanduri
pudiera significar Villa-fría.
En documento antiguo se le llama Oggánduri.
Ollauri.- Ayuntamiento del partido de Haro.
Ollavarre, en Alava; Ollacarizqueta, Ollagoyen, Olleta (2), Ollo,
Ollobarren y Olloqui, en Navarra.
El nombre de este pueblo, Ollauri, proviene de una primitiva venta,
propiedad hoy de D. Manuel Lumbreras, que tenía por insignia
y veleta un gallo. Constan estos detalles en el Archivo municipal
de la localidad.
Ahora bien; Ollo en vasco significa gallo, por lo que, 1a significación
de la localidad riojana que nos ocupa queda claramente definida.
Ormagal (Collado del).- Abierto entre el pico de
Chilizarrias y el de San Lorenzo, que da entrada al valle de San
Millán.
Orovio (Venta de).- Aldea del partido de Alfaro.
Orobio y, Orobios, en Vizcaya.
Orozco.- Lugar agregado al término de Briones
del partido de Haro. El mismo nombre en Vizcaya.
Orriturri.- Pago del término de Briones.
Paragoytia.- Localidad que perteneció al
termino de Haro. (Hergueta, 101).
La terminación es genuinamente vasca. Recuérdese el
apellido Goitia.
Peroblasco.- Aldea del término del partido
de Arnedo.
Pipaona.- Aldea del término de Ocón,
del partido de Arnedo.
Pipaón, en Alava. Ona es bueno en vasco. Pipa no suponemos
sea la de fumar, ni ninguna otra.
Riaran.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
Sajazarra.- Ayuntamiento del término de
Haro.
Parece ser contracción de Saxazaharra: saza, cercano, y zaharra,
viejo: ó más bien zearra, sierra, etimología
más verosímil.
En la relación de pueblos cercanos á Haro, enumerados
en el documento de donación de 7 de Enero de 1075, se dice
: Saggazahar que jacet inter Morico et Zofiuri, Formazaha usque
ad Arinda et exin de usque al Hatumaurhuri».
CFR. San Millán. Becerro, 56-57.- Códice del P. Minguella,
núm. 243.
Con la forma abreviada en Saja se la cita en la donación
de varias heredades en la misma, hecha por el señor de Revendica,
Nuño González, á San Millán.
San Millán de Yécora.- Ayuntamiento
del partido de Santo Domingo de la Calzada. Yécora, en Alava.
Santurde.- Ayuntamiento del partido de Santo Domingo
de la Calzada y antiguo barrio de San Millán.
El mismo nombre en Alava y Burgos; Santurce, en Vizcaya.
Es bastante probable que el componente tur sea residuo de iturri,
fuente.
Santurdejo.- Ayuntamiento del partido de Sauto
Domingo de la Calzada. Diminutivo del nombre anterior.
Semenurri.- Barrio del Cihuri.
Se le llama también Scemenurri ó Semenohurri. Con
este último nombre en una donación del Infante de
Paduleja de posesiones suyas en la localidad á San Millán
en 1095. (Hergueta, Haro, 138-9).
Serradero.- Nombre que reciben varios accidentes
orográficos de la Sierra de Camero Viejo.
El antiguo nombre era Serra Bero, esto es, Sierra Bero. La primera
parte es evidentemente el vasco zarra y la segunda un vestigio indudable
del nombve de los berones ó de la voz ibérica que
significa caliente, poco justificada, sin embargo en aquellas alturas.
Sojuela.- Ayuntamiento del partido de Logroño.
Sojo y Sojoguti, en Alava.
Tambarria.- Aldea del partido de Alfaro.
Dice Blas en su Historia de Alfaro que Alfonso VII mandó
juntar en uno varios barrios que se hallaban diseminados, quedando
con esta unión constituído Alfaro á la otra
parte de la colina que los antiguos llamaron Transbarria, palabra
latina que «al otro lado», de Barria ó de los
Barrios.
Según otros autores, se llamó tambien Transbarria
ó Transvaria, relacionándose este último nombre
con el de la importante ciudad antigua de Varea.
Diré por mi cuenta que el nombre de esta localidad tiene
interesantes caracteres, porque el Tam inicial es un término
clásico porque en las denominaciones geográficas berberiscas,
y el barria final lo mismo puede ser el berri vasco que el barra
árabe, que significa fuera. En todo caso parece un nombre
compuesto donde se reflejan distintas influencias.
Tobia.- Ayuntamiento del partido de Nájera.
Tobillas, en Alava.
Toloño.- Sierra de la Rioja Alavesa, de
la que existe el proyecto de traer las aguas a la ciudad de Logroño.
Tullonium era lugar de los várdulos en el itinerario de Antonino,
denominado así del dios ibero Tullonius, como lo prueba una
tabla votiva encontrada en 1799 cerca de la ciudad de Alegría,
próxima a la sierra, con el nombre del Dios.
En lugar del templo antiguo se alza en su cúspide la iglesia
de Santa María de Toloño.
Dicha sierra marca la separación del entrante de la provincia
de Logroño, allende el Ebro, de la de Alava.
Tondeluna.- Aldea del Ayuntamiento de Ojacastro.
Euzkadi lo trae con el nombre quizá más genuinamente
vasco de Tondelura.
Tormantos.- Pueblo de la Rioja burgalesa, sobre
el rio Tirón.
Decia Humboldt (Recherches, 66) que raros eran los nombres vascos
que comenzasen por Tar y Ter. Y entre los pocos que citaba figuraba
Termantia, cuya semejanza fonética con Tormantos es manifiesta.
En cambio muchos de los que se inician por Tur ó Tor deben
reconocer la contracción de Iturri.
Torgau, Turgovia, Turingia, etc.
Torremuña.- Aldea del término de
Larriba, partido de Torrecilla.
La uña final recuerda el de varias denominaciones vascas
(V. LOGROÑO).
'I'reviana.- Ayuntamiento del partido de Haro.
Viana, en Navarra, cuyo título de Príncipe ostentaron
los herederos de su corona, análogamente al de Asturias,
de la corona de Castilla; Viana está, por ende, á
cortísima distancia de Logroño.
Tricio.- Ayuntamiento del partido de Nájera.
Esta localidad fue una antigua é importante población
de tiempos de la dominación romana. Se llamó Tricium,
cuyo nombre, como se vé conserva en la actualidad, hispanizado.
Tritium era la latinización á su vez del primitivo
nombre ibérico, que no nos ha sido transmitido integramente.
Existe en Vizcaya una localidad llamada Trucios, que sirve para
establecer la filiación ibérico-vasca de este pueblo
riojano.
Tudelilla.- Ayuntamiento del partido de Arnedo.
Tudela, en Navarra.
Turres (Las).- Nombre de unas fuentes situadas
entre Ojacastro y Santurde, por lo que lógicamente se infiere
que el nombre debe ser una corrupción de Iturri, fuente en
vasco, como reiteradamente se sabe.
Turriaga.- Sitio sobre el río de Azalaya
y aldea de Azarrulla, citado por Larruga en sus Memorias, donde
en el siglo XVIII encontró D. Manuel González Montenegro
unas minas de hierro. (Sánchez Lozano, 422).
Construcción de Iturri. Existe el apellido completo de Iturriaga.
Turruncún.- Ayuntamiento del partido de
Arnedo. Turrillas, en Navarra.
Turza.- Aldea del término de Ezcaray, del
partido de Santo Domingo de la Calzada.
Turzo, en Burgos. Puede ser contracción de Iturri-zarra,
Fuente-vieja.
Ubieta.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
Ubidea y Uberoaga, en Vizcaya; Ubago, Ubarri, Ubarcalle, en Navarra;
Ubera, en Guipúzcoa; Ubarrundia, en Alava.
Ulizarna.- Aldea del termino de Ojacastro, del
partido de Santo Domingo de la Calzada.
Uli es evidentemente forma dulcificada de uri, y zarna tal vez corrupción
de zarra. Significaría Fuente-vieja.
Ulibajo y Ulibarri, en Navarra.
Los nombres geográficos vascongados que se inician con Ulli
en Alava son numerosos: Ullibarri-Arana, U-Arrazua, U-Gamboa, U-Jáuregui,
U de los Olleros y U-viña, esto es, Villanueva-Arana, etc.,
viniendo á diferenciar el segundo término el genérico
que le antecede. En el mismo Alava se da la forma Ulivarri.
Contraído se da en Ulzama y Ulzurrún, en Navarra.
Urbión.- Recibe este nombre una laguna de
la sierra de Cameros que debió ser verosímilmente
el antiguo cráter de un extinto volcán. El pico sobre
el que se asienta mide 2.246 metros de altura.
En concepto de algunos autores, Urbión significa agua negra.
Pero según Moret, en sus Anales de Navarra, libro VIII, capítulo
III, número 7, dice que en lengua vascongada es una palabra
compuesta Ur-bi-on, que en castellano quiere decir aguas-dos-buenas
ó dos fuentes, concepto que conviene al lago porque en él
tienen origen dos ríos, uno de ellos de la importancia del
Duero, cuyo nombre antiguo D-uri-us conserva la radical vasca del
«agua», y el cual se forma con los rebosamientos del
Urbión hacia el Sur, en tanto que hacia las vertientes septentrionales
sale el Najerilla en demanda del Ebro.
El Urbión ocupa, pues, una situación medial de las
vertientes de dos ríos de los más caudalosos de España.
Urdanta.- Monte del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Urdaniz y Urdanoz, en Navarra.
Urdarta.- Monte del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Urionda.- Localidad que perteneció al término
de Haro. (Hergueta, 101).
La relación de los nombres vascos que se inician con Uri
es vastísima, tanto que puede considerarse como el vocablo
más extendido en la toponimia vasca. Los que finalizan con
uri no pueden ser tampoco más extensos, revelando
una extensión universal. En la India, donde el primitivo
sanscrito más perdura, la terminación ur
es genérica en la denominación de poblaciones com
el bura de los idiomas germánicos.
Urturi.- Localidad citada en la donación
de los Reyes D. Sancho y Doña Placencia, donde donaban una
granja. (Sandoval).
En la donación del Infante Paduleja á San Millán
en 1095 se habla de tierras de Orturi.
Supone D. Narciso Hergueta en Santa María de la Piscina,
publicada en la «Revista de Archivos» en 1906, que este
Infante es D. Raimundo, hijo de García VI de Nájera,
que en dicho año se entregó con todos sus bienes al
Monasterio de San Millán.
En la donación de Nuño González, Señor
de Revendica, al mismo Monasterio se hace también mención
de varias heredades en Horturi. Lleva fecha de 1088.
En la relación de pueblos de Haro, citados en el documento
de donación de 7 de Enero de 1075, se hace relación
de varios pueblos, todos ellos próximos, y entre ellos Huribarri,
que se identifica con Urturi, situada sobre Coreca, frente á
Cihuri (qui est sita super Coreca in facie Zufihuri). Gracias á
esta referencia se puede situar el emplazamiento del hoy desaparecido
pueblo.
CFR. San Millán. Becerro, 56-57.- Códice del P. Minguella,
núm. 243.
Uruñuela.- Ayuntamiento del partido de Nájera.
También se le conocía por Oruñuela.
Oru ó Uru, puede ser desinencia de uri.
Iruñuela, en Navarra, y Oruña, en Alava. Iruña,
es el nombre vasco de Pamplona.
Usaqui.- Localidad que perteneció al partido
de Haro. (Hergueta, 101).
Usánsolo, Usparecha y Ustara, en Vizcaya; Uscarrés,
Usechi, Usi, Ustés y Usún, en Navarra; Usurbil, en
Guipúzcoa.
Uyarra.- Aldea del término de Ojacastro,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Vargas.- Río en la sierra de Cameros.
La radical integrada por las cuatro letras centrales Arga, se da
en un río de Navarra, importante afluente izquierdo del Ebro.
Además en la segunda parte del nombre del Pisuerga. En Cataluña
existe Berga y Tárrega, cuya pronunciación catalana
es Targa, lo mismo que el nombre de un pequeño puerto marroquí
de la región de Gmara sobre el Mediterráneo, al Sur
de Tetuán. También lo ostenta el río Uarga,
cuyo valle separa parte de las zonas francesa y española
de Marruecos.
Velandia.-Nombre de una antigua población
del partido de Torrecilla.
También se da en las Casas de Velandia, próxima á
las de Tejada, en el mismo partido.
Belandia, en Vizcaya. Velandia y Belaunde fueron apellidos también.
Velasco.- Véase BLASCURI.
Vermoduri.- Villa cercana á Cihuri. (Hergueta,
Haro. 138-9).
En la donación del Infante Paduleja á San Millán
en 1095 se habla de tierras suyas en Vermoduhuri.
Viarra.- Antigua aldea del termino de Ojacastro,
del partido de Santo Dorninero de la Calzada.
Vicuana.- Localidad que perteneció al partido
de Haro. (Hergueta, 101).
Vicárregui, en Vizcaya ; Vicuña., en Alava.
Viguera.- Ayuntamiento del partido de Logroño.
Su antiguo nombre era Vecaria.
Viguria, en Navarra. Rodríguez Viguri se apellida el ilustre
ex-Ministro y orador, mi excelentísimo amigo, en cuyo apellido
se observa la existencia del clásico término vasco
uri. No fueron, sin embargo, aguas vascas ni riojanas las
que mecieron la cuna del elocuentísimo ex-Diputado por Lugo,
sino las del plácido sosegado Miño.
Pero 1a ascendencia vasca del preclaro abogado, y político
puede sospecharse por la robustez de su energía, de su carácter
y de su brazo que no es de agua ciertamente.
Uno de sus ilustres solares radica, en efecto, en Amurrio, y en
plena tierra riojana de Leiva posee también la Casa de Viguri
otro solar, único que coparticipa con la Casa de los Condes
de Baños, de la que fue heredera la ex-Emperatriz Eugenia,
la ostentación del señorío en la pintoresca
villa riojana.
Tanto Viguera como Viguri, pueden reconocer un mismo origen etimológico,
pudiendo estar integrado por una corrupción de Vega
y del teremino indispensable de uri, por lo que pudiera
significar posiblemente Vega de agua.
Viloria de Rioja.- Ayuntamiento del partido de
Belorado en la provincia de Burgos, de la Rioja castellana.
El mismo nombre en Alava y Navarra.
Una de las primeras hermandades existentes en la primera provincia,
la de Arrastaria, estaba formada por cuatro pueblos, uno de los
cuales se llamaba Aloria (antiguamente Alórica).
La V inicial debe ser una contracción de la villa castellana.
Hay carta ejecutoria librada por la Chancillería de Valladolid
á 14 de Junio de 1380 de la cual viene a resultar que siendo
dueño y señor de la Casa de Ayala Fray Fernán
Pérez de Ayala, litigó con la ciudad de Orduña
sobre pertenencia de dichos cuatro pueblos, habiéndose fallado
el pleito á favor del mentado Fray, quien tomó posesión
de ellos el 9 de Abril del mismo año, después de cuyo
acto se extendió la ejecutoria.
CFR. Plaza y Salazar. Etimologías vascas del castellano,
páginas 335-6.
Viloria.- Ayuntamiento del partido de Belorado.
El mismo nombre en Alava y Navarra.
El oria final puede ser una forma del clásico uri.
Villarroya.- Ayuntamiento del partido de Arnedo.
El segundo término parece vasco, pues hay Arróyabe
en Alava.
Viniegra de Abajo y Arriba. - Ayuntamientos del
partido de Nájera.
Abunda el apellido Viniegra en las Vascongadas, como de prosapia
genuimamente éuskara.
Zaballa.- Significa «Llano en alto».
El mismo término en Burgos; el mismo y Zabala, en Vizcaya;
Zabal, Zabalceta, Zabaldica, Zabalegui y Zabalza, (3), en Navarra
; Zabalibar, en Alava; Zabaleta-Mendi, en Guipúzcoa.
Zaberrena.- Véase CILBARRENA. Barrencalle
y Barreneche, en Vizcaya; Barrenola, en Guipúzcoa.
Zabarrula ó Zabarrulla.- Aldea del término
de Ojacastro, del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Zaco.- Significa «redondo».
Zaldierna.- Aldea del término de Ezcaray,
del partido de Santo Domingo de la Calzada.
Zaldívar, Zaldue y Zaldua, en Vizcaya ; Zaldivia, en Guipúzcoa.
Zarratón.- Ayuntamiento del partido de Haro.
Zarzosa.- Ayuntamiento del partido de Arnedo. Cítalo
como vasco el Sr. Plaza y Salazar.
Zorraquín.- Ayuntamiento del partido de
Santo Domingo de la Calzada. Zorroza, en Vizcaya.
Total : 191 terminos vascos registrados en este Nomenclátor.
arriba
La
prensa en la Conferencia de Algeciras
Segunda Parte
Guillermo Rittwagen Solano
La Correspondencia de España, Madrid
Guillermo Rittwagen Solano (Málaga,
1 de enero 1884-Madrid, 31 de diciembre 1943). Estudió en
Suiza, hablaba correctamente: francés, alemán, italiano,
inglés y el cherja. Periodista, escritor, fotógrafo,
filólogo y bibliófilo.
Muy
joven se incorporó al mundo de la prensa como colaborador
del diario malagueño: El Ultimo, en el que cubría
las noticias portuarias. Su curiosidad le llevó junto a un
amigo a desplazarse a Melilla el día 13 de abril de 1902,
justo el día anterior El-Roghi, había acorralado a
los soldados del Sultán y estos y su Bajá se refugiaron
en esta plaza. Rittwagen con gran intuición periodística
se apresuró a telegrafiar desde Melilla el suceso, y como
su periódico fue el único que publicó esta
noticia, alcanzó un gran éxito, que le animó
a orientar sus actividades profesionales hacia la cuestión
marroquí. Dos años más tarde ya había
recorrido todo el oriente marroquí desde la llanura de Angad
hasta la costa y toda la ribera del río Mulaya; conocía
especialmente la kabila de Beni-Snassen, la llanura de Angad, Traffs
y Tazagaret, como también Uehda. En estos años aprendió
el cherja, la lengua del Atlas y del Rif, que tan útil le
sería para el ejercicio de su profesión. Pese a su
juventud, a los veinte años de edad ya estaba considerado
un experto africanista.
La fotografía
asociada a la información sería otra de sus grandes
pasiones, sus reportajes gráficos vieron la luz en ABC, Blanco
y Negro y La Ilustración Española y Americana. Entre
1904 y 1909 fue colaborador del diario madrileño La Correspondencia
de España, el de mayor difusión nacional, del cual
fue junto a José Juan Cadenas corresponsal en la Conferencia
de Algeciras.
En 1907, Rittwagen fue nombrado corresponsal del
The Daily Telegraph para cubrir las revueltas que se estaban produciendo
con motivo del inicio de las obras del puerto de Casablanca que
era para las masas enardecidas el símbolo del poder extranjero.
A partir de entonces destacaría como corresponsal de guerra
en Marruecos.
Sin duda era lo que hoy llamamos "un periodista
de raza", sin aversión a las trincheras, disponible
al viaje, dispuesto a la aventura, notario de los acontecimientos,
con gusto por la presentación de la noticia y preocupado
por el porvenir de Marruecos. Los servicios que prestó en
la campaña de 1909 le valieron la Medalla de la Campaña
con sus distintos pasadores, y la Cruz Roja del Mérito Militar
por la acción de Taxdir. No es este el único caso
de periodista presente en la Conferencia de Algeciras que con posterioridad
serán condecorados por su valor, José Demaría
López-Campúa y José de Rocamora también
recibirán estas recompensas por arriesgar sus vidas en el
frente informativo de la campaña de Melilla.
Con su participación en la campaña
de 1913. en la que marchó a Tetuán con la brigada
de cazadores al mando del general Miguel Primo de Rivera, y cuyas
crónicas envió a La Mañana, puede decirse que
termina su etapa como corresponsal de Querra. En 1918 sería
candidato al puesto de alto comisario civil pero no quiso ocupar
este cargo.
A lo largo de treinta años fue colaborador
de varias revistas madrileñas, entre ellas: Cosmópolis
(1904), Por Esos Mundos (1905-1907), Hojas Selectas (1906), Vidas
Marítima (1907), Nuevo Mundo (1909), La España Moderna
(1910) y La Esfera (1918).
Formó parte de las tertulias del café
Nuevo Levante junto a Valle-Inclán, Antonio y Manuel Machado,
Rubén Darío, Alejandro Saura, Juan Ramón Jiménez,
Zamacois, Blasco Ibáñez, Villaespesa y otros.
Entre su producción bibliográfica
cabe mencionar las siguientes obras: De filología hispano-arábiga.
Ensayo crítico. Tánger, 1909; Consideraciones sobre
psicología orográfica y en especial sobre la de Marruecos.
Posibilidades de la geografía exotérica. Madrid, 1911
; Apuntes para la prehistoria comparada de España y Marruecos.
Madrid, 1913; Moros v españoles. Cosas de Marruecos. Casa
editorial Maucci. Barcelona; varios portafolios ilustrados de diferentes
países, como el Álbum regio italo-español.
Madrid, 1924. Así como un ensayo sobre los números
premiados en los juegos de azar, a cuyo cálculo fue aficionado.
Según anécdota que recuerda su sobrina Dª. Flora
Rittwagen, las paredes de una habitación de su casa de Madrid
estaban empapeladas con las clásicas listas de los números
premiados en los sorteos de la Lotería Nacional.
Desde 1914 y hasta su muerte en 1943 compaginó
el periodismo con la investigación bibliográfica,
lo que le llevó en peregrinación por archivos, bibliotecas
y hemerotecas tornando notas de obras y periódicos concernientes
a las vinculaciones de España y Marruecos. Un primer resultado
fue su Ensayo de bio-bibliografía hispano-marroquí,
desde sus primeros tiempos hasta nuestros días, que quedó
inédito. Un valioso instrumento de investigación es
su bibliografla de la historia de Gibraltar, la más completa
recopilación hasta entonces, a pesar de lo cual también
quedó inédita en copia dactilografiada que atesora
la Biblioteca Nacional. Por otra parte, se propuso hacer un trabajo
sobre la Prensa africanista hasta 1914 con corresponsales y escritores,
que incluía la campaña hispano-marroquí de
1859-1860, la prensa en la campaña de Melilla de 1893-1909,
y la que participó en la Conferencia de Algeciras en 1906,
que es de la que nos ocuparemos a continuación.
Juan Ignacio de Vicente
Lara y Mercedes Ojeda Gallardo. Asociación de la Prensa del
Campo de Gibraltar. 2007
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